Es natural que en cada proyecto de ley haya lobbies a favor y contra de compañías, cámaras empresariales, organizaciones ambientales, sociales. Sucede que cuando una iniciativa contempla originalmente más de 600 artículos que reforman diversos sectores económicos, políticos, sociales, educativos, ambientales y culturales, la guerra del lobby está servida. El tributo a las importaciones y a la compra de dólares nació en 2019 y se convirtió en el cuarto que más recauda. En la sesión frustrada, el oficialismo pretendía ratificar su vigencia tal como existe, mientras que la oposición ahora, traidora, pretendía que se lo coparticipara o que se giraran recursos del FGS a las cajas provinciales.
Dentro de aquel grupo que presiona, existe uno que pesa más y que defiende los intereses económicos de ciertas actividades, los gobernadores. Circunstancialmente, hoy, son nueve que fueron elegidos con el desaparecido sello de Juntos por el Cambio y el del peronismo cordobés, Martín Llaryora, que sobre todo presionaron para que se coparticipara el impuesto PAÍS, que grava las importaciones de bienes y servicios y la compra de dólar ahorro.
Este gravamen se había votado a fines de 2019, cuando se iniciaba el gobierno de Alberto. En teoría estaba claro que duraba hasta el 22 de diciembre de 2024, pero fue judicializado por el sector privado afectado y por eso la administración de Javier Milei quiso aclarar su vigencia.
El presidente, que hizo campaña prometiendo bajas de impuestos, arrancó su gestión subiendo el PAÍS del 7,5% al 17,5% para cumplir con su meta de déficit fiscal cero. En tiempos en que repite que “no hay plata”, necesita de ese dinero para que cierren las cuentas. Pero como el ajuste también incluye los giros de la Nación a las provincias, los gobernadores quieren que ese impuesto se coparticipe entre ellos.
El impuesto PAÍS se ha convertido en el cuarto que más recauda del país. En enero, por ejemplo, el IVA recolectó $2,8 billones; seguido por Ganancias, con $1 billón; las retenciones a la exportación, con $645.000 millones; y el gravamen en disputa, con $469.000 millones.
Este tributo a las importaciones y a la compra de dólares ha superado en recaudación al impuesto a los créditos y débitos en cuenta corriente -también llamado al cheque- y a los aranceles a las compras externas.
El PAÍS se paga en las siguientes operaciones, entre otras, compra de moneda extranjera, para pagar obligaciones por adquisición en el exterior de servicios personales, culturales (tipo Netflix o Spotify) y recreativos (no incluye enseñanza educativa).
Cambio de moneda extranjera realizado por las entidades financieras por cuenta y orden del adquirente locatario o prestatario.
Cambios de moneda que se destinen al pago de bienes o servicios en el exterior que se cancelen con tarjetas de crédito, de compra, débito o cualquier otro medio de pago equivalente, incluidas las extracciones o adelantos en efectivo que se hagan en el exterior.
Compras en moneda extranjera que se realicen desde portales o sitios virtuales o cualquier otra modalidad.
Cambio de moneda extranjera realizado por las entidades financieras por cuenta y orden del contratante residente en el país.
Cambios de moneda que se destinen al pago de servicios prestados por sujetos no residentes en el país que se cancelen con tarjetas de crédito, de compra, débito o cualquier otro medio de pago equivalente.
Pago de servicios en el exterior contratados a través de agencias de viajes y turismo del país.