León herbívoro y país sin nafta

El País 31 de octubre de 2023
IMG_8170

La antigrieta hoy la expresa Massa. Bullrich y Milei proponen matar al kirchnerismo, mientras que el candidato oficialista propone matar la grieta. Milei quedó relegado de la centralidad de campaña por la presencia de Mauricio Macri y genera incertidumbre en su electorado. El envión poselectoral del peronismo se quedó sin nafta. 

La gestualidad del poder, en la que Mauricio elige la sede, el día, la hora y los detalles abre un interrogante: resiste la Argentina otro proceso en el que la jefatura no la ejerce el presidente… La pregunta es interesante porque era la principal impugnación del fundador del PRO a esta gestión. ¿Sería Milei, en los términos de Elisa Carrió, el Alberto Fernández de Macri? Quien lo sabe. 

La estrategia, entonces es clara. La incertidumbre que implica Milei, está intentando ser reconfigurada como un aspecto positivo por el PRO: No sabemos bien qué es, pero al menos no es Massa.

La explicación del movimiento parece sencilla, sacarlo a Massa del confort del futuro y ponerlo a explicar el presente. Macri además de domesticar al león herbívoro, con su presencia y apoyo de todo tipo, le dio la estructura mediática que necesitaba.

En los reportajes que brindó después de las elecciones, Macri se expresó largamente sobre los motivos de la derrota de Juntos por el Cambio. En ninguna de las variables está su gestión como presidente.

Mientras tanto, desde Estados Unidos llegan ejemplos de que una presidencia de Milei podría tener que enfrentar costos difíciles de medir. El segmento en que el humorista John Oliver, uno de los presentadores más reconocidos de aquel país , hasta se ha escrito sobre el “efecto John Oliver”, por su capacidad de influencia sobre las políticas públicas-, es sintomático de un problema que espera al país si el libertario resultara elegido. La excentricidad tanto personal como de las ideas que profesa Milei se mezcla con un país que ya es foco de atención por las dificultades que enfrenta en materia económica.

Los ámbitos donde Argentina construyó prestigio internacional, como los derechos humanos o la política nuclear, están marcados por la impronta de lo público, que es hasta programáticamente opuesta a las ideas de Milei, que tampoco podrá aspirar a los beneficios de pasar desapercibido. La matemática, sin embargo, deja el escenario completamente abierto. La demanda de cambio favorece a Milei. La posibilidad de ganar, la de sentirse ganadora  ese intangible que los especialistas usan para explicar porqué los votantes se suben al carro ganador, a Massa.

El peronismo transita el único escenario posible en el que tenía chances. Y fue creado por su candidato. La crisis de la nafta no sólo cortó el envión sino que trasladó la discusión al terreno más difícil: la economía. ¿Está tan mal la gente que Massa sale primero? La discusión, entonces, es, además de económica, simbólica. El cambio o continuidad esconde una cuestión ideológica, tan antigua como la dependencia con el dólar, el antiperonismo.

La corrida por el abastecimiento de nafta en todo el país dejó los riesgos de que cualquier coyuntura fuera de lo normal, pueda provocar dificultades inéditas. Algo que resultó en una tormenta perfecta cuyo resultado fue la escasez que, en un círculo vicioso, generó aumentos de la demanda que potenciaron los faltantes.

Si los factores estacionales como el turismo y la siembra cumplieron un rol, otros aparecen con mayor importancia. El enojo de Massa contra las productoras se debe a la caída de la cantidad de petróleo procesado localmente, un factor que atenúa pero que no explica la parada técnica.

El diferencial de precio entre exportaciones y mercado interno es un incentivo a mayores exportaciones y menor provisión al mercado interno, donde el “barril criollo” se ofrece a unos 40 dólares menos que su costo actual en el mercado internacional.

A estos factores se suma la escasez crónica de dólares que impactó sobre los pagos de importaciones, una situación a la que, desde las empresas distribuidoras, atribuyen relevancia en la crisis de los últimos días. Aunque, también en este caso, las dinámicas de precios y su regulación cumplieron un rol en la falta de combustibles, ya que la Argentina sólo tiene capacidad de refinamiento para cerca del 80% de las naftas y gasoil que consume, por lo que, estructuralmente, debe importar el resto.

Los dólares a cuidar son un medio, y no un fin, algo que pareció fallar en la ponderación del Banco Central. Alguien, algún día, deberá explicar que hace ese funcionario ahí.

YPF tiene responsabilidades protagónicas en todos los segmentos. En producción lidera el desarrollo de Vaca Muerta y es la principal en los yacimientos convencionales. También es propietaria de la mayor parte de la capacidad de refinamiento del país, donde se produce más de la mitad de los combustibles, mientras su red de estaciones de servicio es responsable de más de la mitad de las ventas. La sensación térmica de la crisis de las naftas, su posibilidad de ocurrencia y las necesidades del mercado deberían haber sido advertidas, antes que nadie, por la estatal, que evidenció, de mínima, una pésima articulación con la gestión económica. Tanto en la prevención de faltantes como en lo que hace a la gestión de pagos, la empresa tiene una responsabilidad evidente.

No hay que hacer un ejercicio de imaginación demasiado frondosa para imaginar que, en otro momento del gobierno, esta situación hubiera generado una crisis interna.

La solución del problema, sin que trascienda al público discusiones entre los responsables,  hace evidente algo que es, dentro de un escenario de impacto desconocido, una buena. Cristina y Alberto no aparecieron aunque se intuye que aquella debe haber articulado discreta y permanentemente con Massa para tratar de minimizar costos aún desconocidos.

Te puede interesar
Lo más visto