

La compañía Blue Star Line planea el Titanic II, una réplica fiel del transatlántico, pero con la tecnología y la seguridad modernas.
Más de un siglo después del hundimiento del Titanic, el sueño de revivir aquel ícono del lujo y la tragedia parece volver a tomar forma. El empresario australiano Clive Palmer, a través de su compañía Blue Star Line, promete devolver al mar una réplica moderna del legendario barco: el Titanic II, prevista para 2027.
El proyecto busca combinar la grandeza del diseño original con la tecnología y la seguridad del siglo XXI. El nuevo Titanic tendrá prácticamente el mismo aspecto exterior, los mismos espacios emblemáticos y la misma distribución de clases que el de 1912, pero su corazón será completamente distinto.
A diferencia del original, que funcionaba con carbón y vapor, el Titanic II usará un sistema de propulsión diésel-eléctrico de última generación, más eficiente y respetuoso con el ambiente.
También será un poco más ancho, para ganar estabilidad, y contará con una cubierta adicional, dedicada exclusivamente a medidas de seguridad, con botes salvavidas suficientes y rutas de evacuación modernas.
El barco conservará los detalles que hicieron del Titanic un símbolo de elegancia: el gran salón principal, la escalera imperial, los camarotes de primera clase decorados al estilo eduardiano, y hasta la distribución por categorías, que incluirá sectores equivalentes a primera, segunda y tercera clase.
Palmer insiste en que la experiencia a bordo será lo más fiel posible a la del barco original, aunque con todas las comodidades actuales: aire acondicionado, comunicaciones satelitales, radares, GPS y sistemas de navegación automatizados.
El Titanic II tendrá nueve cubiertas y unos 835 camarotes, con capacidad para alrededor de 2.400 pasajeros y más de 900 tripulantes. Su peso será de unas 56.000 toneladas brutas, bastante más que el original, y el diseño está a cargo de la empresa finlandesa Deltamarin, especializada en ingeniería naval.
El viaje inaugural está previsto para seguir la ruta histórica entre Southampton y Nueva York, evocando el itinerario que el Titanic original nunca completo. Después de esa primera travesía, se planean recorridos adicionales alrededor del mundo, combinando turismo, historia y espectáculo.
Algunos cuestionan la viabilidad económica de un crucero de estas características, mientras otros se preguntan si revivir un barco asociado a una de las mayores tragedias marítimas de la historia no resulta, cuanto menos, polémico.
A más de cien años del hundimiento que conmovió al mundo, la idea de ver un nuevo Titanic surcando los mares despierta tanto fascinación como incredulidad.
Si todo sale según lo planeado, en 2027 volveremos a ver su emblemática silueta, pero con la ingeniería moderna, indispensable para llevarlo a buen puerto.