

Las protestas contra las redadas de inmigración en distintas ciudades de Estados Unidos derivaron en largas filas en las cajas de tiendas Home Depot. Los manifestantes decidieron comprar un único producto de 17 centavos para devolverlo al instante.
Es una modalidad bautizada como buy-in, que se convirtió en la herramienta elegida para denunciar la escalada de operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, que apunta a trabajadores jornaleros.
Los reclamos se intensificaron desde la muerte de Carlos Roberto Montoya Valdez, un jornalero que murió atropellado cuando intentaba escapar de una redada en un local de Monrovia, Los Ángeles.
Las protestas contra las redadas de inmigración en las afueras de tiendas Home Depot en distintas ciudades de Estados Unidos derivaron en una imagen inusual, largas filas en las cajas mientras los manifestantes compraban un único producto de 17 centavos para luego devolverlo al instante.
La Red Nacional de Organización de Jornaleros, encabezada por Erika Andiola, coordinó la protesta con el objetivo de exigir que las autoridades migratorias cesen los operativos en espacios donde suelen reunirse inmigrantes en busca de empleo, según informó LA Times.
La indignación creció tras la muerte de Carlos Roberto Montoya Valdez, un jornalero que intentó escapar de una redada y terminó atropellado en una autopista.
Home Depot negó cualquier coordinación con ICE o la Patrulla Fronteriza. El vocero George Lane aseguró que la empresa no participa de los operativos, no recibe notificaciones previas y, en muchos casos, se entera de lo ocurrido una vez finalizados los procedimientos.
Las acciones no se limitaron a California. Manifestantes replicaron la modalidad en tiendas de Charlotte, en Carolina del Norte, y en Burbank, también en California. El método generó demoras en el funcionamiento habitual de las cajas, ya que cada compra de los raspadores de hielo debía completarse y procesarse de nuevo en la devolución inmediata, lo que multiplicó el tiempo de atención y formó largas filas.

Un algoritmo clasifica los autos considerados sospechosos, y los agentes pueden contactar a autoridades locales para detener a los conductores por infracciones menores. Luego siguen interrogatorios y revisiones exhaustivas que sorprenden a quienes no conocen que determinados trayectos los colocan bajo vigilancia federal, según informó Yahoo News.
Las protestas reflejaron el clima de tensión que domina a las comunidades inmigrantes, cada vez más expuestas a nuevos métodos de control y a operativos que ya dejaron consecuencias trágicas.







