A un año de la guerra contra inflación, horas de desconcierto

El País 15 de marzo de 2023
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Su traslado al Sanatorio Otamendi por un "dolor lumbar agudo"fue ayer el epílogo de una jornada amarga para Alberto. El aumento del 6,6% de la inflación de febrero dolió como una puñalada en la Casa Rosada y en el Palacio de Hacienda. Eso es así, especialmente, porque el ultrasensible rubro Alimentos y bebidas superó por mucho el promedio –9,8%–, el registro interanual sobrepasó por primera vez desde 1991 la barrera psicológica de los tres dígitos –102,5%– y el acumulado del primer bimestre –13,1%– hizo trizas lo que, más que una proyección, era un deseo.

Peor, imposible.


En lugar de bajar de a poco, sube como un barrilete y el viento trae un olor fuerte de fin de era.
La explicación del desquicio de los precios internacionales en alimentos y energía causado por la guerra en Ucrania ya no sirve; aunque lentamente y no sin tropiezos, la inflación declina en todo el mundo debido a la aplicación de duros programas monetarios.

Hace un año, en un acto en Tortuguitas, el presidente habló del inicio de la guerra en Ucrania y mostró su preocupación por el impacto en el costo de los alimentos. “Prometo que el viernes empieza la guerra contra la inflación en la Argentina”. Cuando hizo el anuncio, la inflación del mes anterior, febrero de 2022, había sido de 4,7%, con 52,3% de interanual. Ayer se conoció el dato de la inflación de febrero de 2023: 6,6%, casi dos puntos más que un año atrás y la interanual de 102,5%. 

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Más de una vez cabe objetar lo que dice Cristina sobre la inflación, en especial cuando alude al carácter inocuo del déficit fiscal sin entender que el motivo de que este sea un problema mayor para la Argentina que para otros países radica en la falta de crédito para financiarlo.
Sin embargo, acierta, cuando menciona la falta de dólares como una causa relevante.

En ese sentido, el acuerdo para refinanciar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es –como también dice la vice– inflacionario, toda vez que obliga a alinear el tipo de cambio oficial con el avance del IPC y a subir las tarifas de servicios públicos para reducir los subsidios. El exviceministro y actual consultor Emanuel Álvarez Agis coincide con ese diagnóstico y se pregunta –retóricamente – si no sería conveniente dejar caer dicho entendimiento.

En el ínterin se fue Martín Guzmán y llegó Sergio Massa, y, más allá de sus conocidas diferencias, nada de eso cambió.

La situación es seria. El Banco Central perdió ayer 145 millones de dólares más, el mayor monto en un mes, para hacer frente a importaciones, sobre todo de energía. Así, no hay posibilidades de alcanzar ni siquiera la pauta de acumulación de reservas revisada a la baja por el Fondo.

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