

“Nosotros vamos a volver y el pobre va a volver a los aeropuertos” advirtió Luiz Inácio Lula da Silva en su discurso, en la sala de ingreso al departamento de Geografía e Historia, en la Universidad de San Pablo.
La frase, pronunciada anoche frente a una multitud de profesores y estudiantes, aludió directamente al surgimiento bajo su gobierno de una “clase media emergente” que pudo volar por primera vez. Así enunció su principal compromiso en caso de lograr un tercer mandato: la recuperación del estatus y ascenso económico alcanzados por más de 32 millones de brasileños bajo su Gobierno.
En esa misma línea, habló de la misión de las universidades públicas de formar profesionales sin distinciones de clases y raciales. Aunque rige el sistema de cupos que implantó el ex presidente para personas negras, esa regla fue en la práctica “olvidada” los últimos años. Lula desafío al presidente Jair Bolsonaro a dar un debate en la USP, tal como acaba de hacer él. Pero advirtió que el jefe de Estado “no va a venir porque como dijo su ministro de Educación, la universidad no necesita ser de todos. Es solo para una pequeña parte”.
Nueva encuestas entre tanto echaron un balde de agua fría sobre los publicistas que conducen su campaña. En una semana Lula volvió a tener 45% de las preferencias, según una de las consultora que le había adjudicado 41% el 8 de agosto último. Otro estudio, del instituto Ipec (ex Ibope), muestra a Lula con 44% de los votos y Bolsonaro con 32%; es decir, a una distancia de nada menos que 12 puntos. De hecho, el ex sindicalista mantiene ventajas en los tres estados provinciales con mayor cantidad de habitantes. Sumados San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, Lula aventaja a su enemigo en más de 2 millones de votos.