

La ola de calor que hay en Europa, que provocó incendios y muertes, se extendió hacia el este, en medio de las protestas contra el gobierno de Serbia, y provocó que un río en República Checa quedara obstruido con peces muertos.
Autoridades de la Unión Europea informaron que ocho personas murieron: cuatro en España, dos en Francia y dos en Italia.
Siguen las alertas sanitarias y los incendios forestales, forzando el cierre de un reactor nuclear en una central suiza.
Meteorólogos advierten que las temperaturas serán todavía más extremas en los próximos días. El zoológico de Praga encarga 10 toneladas de hielo para ayudar a sus animales a sobrellevar el sofocante calor.
En Albania, al otro lado del Adriático de una Italia sofocada por temperaturas excepcionalmente altas, un incendio de verano en un vertedero municipal de la ciudad de Elbasan se convirtió en un incendio fuera de control.
En la República Checa, se atribuyó la muerte masiva de peces en el río Dyje, al sureste del país, cerca de Austria, a las fluctuaciones extremas de la temperatura. El calor ha aumentado las bacterias y los sedimentos peligrosos para los peces, y las autoridades de la zona, cerca de la ciudad de Breclav, instalaron bombas para airear el agua. Pero unas 27 toneladas de peces murieron esta semana.
Un apagón interrumpió la circulación del metro de Praga y dejó a la gente atrapada. La compañía eléctrica dijo que se había producido una avería en una línea de transmisión.
Al sur, en los Balcanes, una región acostumbrada a veranos calurosos, las autoridades emitieron avisos de alerta roja por calor, ya que algunas zonas de Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Serbia luchan contra temperaturas excepcionalmente altas.
En Belgrado, la capital serbia, que ha sido el centro de protestas antigubernamentales durante meses, el calor se sumó a un ambiente cada vez más tenso. Las protestas comenzaron en noviembre y, tras meses sin violencia, se han vuelto cada vez más conflictivas en los últimos días, a medida que subían las temperaturas y la policía empezaba a intervenir más por la fuerza.
El calor fue aún más intenso en la vecina Bosnia, con temperaturas que alcanzaron los 41 grados Celsius, en la ciudad de Mostar.