La NASA confirmó que una presa gigantesca en China desplazó el eje de la Tierra

El mundo07/07/2025
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La Presa de las Tres Gargantas produce tanta energía como para abastecer a países enteros y redujo el uso de combustibles fósiles, aunque la comunidad científica advierte de los riesgos globales asociados a este tipo de intervenciones humanas.

La presa es una maravilla de la ingeniería moderna, ubicada en el centro del gigante asiático que interrumpe el paso del río Yangtsé. Es el más largo del continente, generando más electricidad que cualquier central hidroeléctrica en el planeta. Actualmente, genera 11 veces más energía que la Central Hidroeléctrica Hoover de los Estados Unidos. Además, ayuda a controlar al río, el tercero más largo del mundo, durante la temporada de inundaciones protegiendo ciudades adyacentes como Wuhan, Nanjing y Shangai.

Cuarenta kilómetros cúbicos de agua pesan más que toda la población mundial junta. Esa masa se acumula en un mismo punto, presionando el planeta desde una altura superior al nivel medio del mar. La superficie cede milimétricamente, el eje terrestre se ladea y el día se alarga, aunque sea en microsegundos. El problema no es el volumen, sino el lugar donde se concentra. La Tierra lo nota y todo apunta al mismo lugar.

Construida entre 1994 y 2012, la Presa de las Tres Gargantas convirtió el curso del Yangtsé en un embalse gigantesco capaz de contener hasta 39.300 millones de metros cúbicos de agua, según datos de la NASA. Esa acumulación masiva, concentrada a gran altitud, modificó la distribución de la masa planetaria de forma tangible.

El impacto se traduce en un desplazamiento del eje de la Tierra de unos dos centímetros y en un alargamiento del día de aproximadamente 0,06 microsegundos, como explicaron expertos del Centro de Vuelo Espacial Goddard. La agencia estadounidense ya había observado efectos similares tras el tsunami de 2004 en el Océano Índico, cuando el movimiento tectónico redujo la duración del día en 2,68 microsegundos.

En ese contexto, el geofísico Benjamin Fong Chao explicó que la redistribución de masas, tanto por fenómenos naturales como por obras humanas, puede tener consecuencias sobre el momento de inercia del planeta.

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El fenómeno físico que lo explica se basa en una idea sencilla: cuanto más lejos se sitúa una masa del eje de rotación, mayor es su capacidad para ralentizar el giro. Igual que un patinador disminuye su velocidad al extender los brazos, la Tierra también se ve afectada cuando su masa se redistribuye hacia el ecuador.

La magnitud de ese impacto llevó a varios equipos científicos a analizar el proyecto no solo desde el punto de vista de la ingeniería sino también ambiental y geofísico. La revista Geophysical Research Letters publicó un estudio que asociaba cambios en el eje terrestre con actividades humanas, entre ellas la construcción de esta infraestructura.

Al margen de ese efecto rotacional, el sistema de esclusas y el ascensor de barcos integrado en la presa permite mover embarcaciones de hasta 3.000 toneladas en vertical, salvando un desnivel de más de cien metros. Esta infraestructura, además de facilitar la navegación fluvial, reafirma el papel de la presa como herramienta de desarrollo económico en la región. El embalse mejoró el transporte, redujo el riesgo de inundaciones y permitió una gestión más eficiente del caudal.

Sin embargo, esa intervención a gran escala también tuvo consecuencias humanas. La construcción de la presa obligó al desplazamiento de 1,3 millones de personas y transformó por completo el entorno del Yangtsé en un tramo de 600 kilómetros.

La obra, considerada la mayor central hidroeléctrica del mundo, genera más de 80.000 millones de kilovatios-hora anuales. Esa producción equivale al consumo de países enteros y redujo en gran medida el uso de combustibles fósiles en China. El equilibrio entre beneficio energético y sus consecuencias globales debe medirse con mayor detenimiento. Una de las conclusiones del estudio elaborado por la NASA es que “cualquier evento que provoque desplazamientos masivos de agua o tierra puede afectar sutilmente la rotación”.

Aunque imperceptible en la vida cotidiana, el leve cambio en la rotación demuestra cómo las acciones humanas, incluso las pensadas para resolver necesidades inmediatas, terminan alterando los mecanismos más profundos del planeta. El caso de la Presa de las Tres Gargantas no es una excepción, sino una muestra del impacto acumulativo que puede ejercer la ingeniería sobre el funcionamiento global de la Tierra.

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