

La madre de todas las batallas es la inflación, claro, y el debut de Silvina Batakis no podría ser más complejo. El Índice de Precios al Consumidor de este mes tiene pronóstico reservado. El piso va a ser del 6%. Lo más delicado es que hoy recién termina la primera semana del mes y surgen como hormigas testimonios de remarcaciones y hasta de faltantes de productos en todo el país.
Ciertos medios hablan de aumentos puntuales del 40%, pero eso resulta demasiado alarmista. Sí puede hablarse con certeza de un rango del 10 al 15% en alimentos de la canasta básica. Sin haber tenido tiempo de dejar sus cosas sobre el escritorio, la ministra ya nada en aguas turbulentas.
Así lo impone la sumatoria de las restricciones a las importaciones que dejó Martín Guzmán en sus últimos días en el cargo, la consiguiente falta de insumos en varios sectores y la inestabilidad cambiaria que este precipitó con su renuncia vía Twitter.
Para Batakis, las políticas de precios son un acompañamiento, y no más que eso, de un plan antiinflacionario abarcativo. Sin embargo, las papas queman. La idea de un control estricto, que supere lo conocido en términos de precios cuidados, germina en un cristinismo que busca marcarle el paso a una ministra que no siente como propia.
Ahora bien, ¿tendría impacto real una política como esta última? En todo caso, ¿por cuánto tiempo? Al final, ¿quién se animaría a levantar la tapa de esa olla a presión?.
Si no aceleran, el mercado no espera. Lo saben todos y todas.
Lo anterior está directamente vinculado con las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial. Urge cortarlas. El dato mas más relevante: el Central vendió 90 millones de dólares este miércoles, con lo que totaliza más de 550 millones en lo que va del mes.
El riesgo país, mientras, ya pasa a ser irrelevante respecto de lo que el mercado considera que son las posibilidades de la Argentina de honrar sus deudas renegociadas: cerró al filo de estratosféricos 2.700 puntos básicos.
Batakis sabe de la gravedad de la situación y anoche fue más lejos en su idea de sentarse encima de lo que aún queda en el Banco Central."El derecho a viajar colisiona con el derecho a los puestos de trabajo", dijo en TN.
Se viene una nueva vuelta de la rosca falseada del supercepo.