Es la economía, estúpido

Inflación donde duele.

Economía13/05/2022
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“La economía, estúpido” (the economy, stupid), fue la frase utilizada durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George Bush que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos.

Luego se popularizó como «es la economía, estúpido» y la estructura de la misma ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales. Y hoy tiene mas relevancia que nunca en Argentina.

Los alimentos subieron un 62,1% en el último año.

Hay gastos que una familia no puede recortar. Ahí la inflación asfixia. En el mes de abril el Índice de Precios al Consumidor creció un 6% y acumuló un 58% interanual, el nivel más alto en 30 años. Pero el dato más insoportable de los difundidos ayer por el INDEC es el que muestra que el rubro de alimentos creció un 62,1% en los últimos doce meses, más de cuatro puntos por arriba del promedio. 

Una mirada más fina sobre los productos que componen la categoría sirve para dimensionar el impacto que estos aumentos pueden tener en los sectores de menores ingresos. Desde mayo del año pasado el pan y los cereales subieron 68.8%; la leche un 67,7%; las verduras un 65,5%; la carnes un 63,8%; y las infusiones (habrase visto) como el café, el té, la yerba y el cacao un 73,5%. 

¿Cómo hace una persona para asegurar el plato sobre la mesa cada día? Según datos del propio INDEC publicados esta semana, los ingresos del sector privado no registrado crecieron apenas 41,6% en el último año. Esto es 17 puntos porcentuales por debajo de la inflación general y 20,5 puntos menos que los alimentos. 

Había que hacer una muy mala gestión para superar el 41.2% de inflación interanual de Cristina en Octubre de 2014 y Macri lo hizo en Mayo del 2019 con 57.3%. Increíblemente Alberto logró empeorar eso y ayer tuvimos el dato de 58%, que seguirá creciendo. Expertos en fracasar. Debe ser el único país del mundo que, con su unidad monetaria ($1), no podés comprar ningún producto del mercado.

La inflación es multicausal, como Guzmán. Por eso es tan difícil de controlar. Lo que nadie pone en duda es que la prioridad del gobierno debería ser resolver este problema. Cabe preguntarse a esta altura si estamos transitando en definitiva un programa inflacionario inducido por el mismo gobierno en acuerdo con el FMI para licuar deudas, emisión y salarios. Con récord de liquidación de exportaciones el BCRA vende dólares mientras le rulean todo en la cara con importaciones fantasma. A nadie le llama la atención que tengamos récord de importaciones y sin embargo falten insumos por todos lados.

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El pago de la carga de dos barcos que arribaron hoy al país con gas (GNL) para mantener abastecido al sistema energético local, sumado a las importaciones privadas, obligó al Banco Central a desprenderse de US$100 millones, con lo que regresó al mercado el 16% de los US$635 millones que -con esfuerzo- había logrado recomprar en las siete primeras ruedas del mes.

Un ejemplo es que ayer, luego de conocerse el índice, el Banco Central reaccionó subiendo las tasas. Poco después de la difusión, anunció una suba en la tasa de referencia, que pasó de 47% a 49% anual. También elevó el piso de los plazos fijos a 48%. La decisión  busca absorber pesos circulantes mediante incentivos de inversión para disminuir la presión sobre el aumento de precios.

En un esquema como el argentino heredado de Macri y seguido a rajatabla por Alberto, la inflación es una oportunidad de oro para pulverizar la deuda cuasifiscal, en vez de subirla día a día por intereses devengados. Y es lo que hizo ayer nuevamente el Banco Central. Esa deuda será una montaña de pesos y la promesa de las Leliq de campaña las pagarán seguramente los jubilados o algún bono.  No hay magia financiera. Una cosa no puede ser activo y pasivo al mismo tiempo. Remunerar depósitos para generar demanda sobre una moneda no la fortalece ni la valida, simplemente produce preferencia transitoria sobre un producto artificial. 
Si la estrategia del FMI es licuar todo, se corre el riesgo de una espiral hiperinflacionaria. Que no avisa.

A este ritmo inflacionario la primera demanda que tendrá la clase política de cara al 2023 es cómo estabilizar la inflación. Poco importará crecer, generar empleo formal o redistribuir. O ya lo es.

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