El duelo

El País 08/05/2022
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El discurso de la ex presidenta no solo pone en blanco sobre negro la mirada del cristinismo con respecto al reparto de poder en el Frente de Todos.

Además, confirma que ya hizo el duelo político y está pensando en el próximo turno electoral. Ese error llamado Alberto Fernández, el presidente que nació de su dedo, cuesta caro todos los días y dificulta en todos los planos la posibilidad de levantar una alternativa real el año que viene desde la costa de CFK. Sin embargo, el viernes con Capitanich, la vicepresidenta insinuó una vez más que Fernández es una circunstancia que no altera una política de fondo: Cristina no repetirá la equivocación de quedarse sola, no piensa replegarse y está decidida a disputar el peronismo.

Hay dos gobiernos en uno y la división es de diagnóstico y de perspectiva. En Olivos, no creen que el cristinismo salga a golpear con todo ahora porque advierta un escenario problemático con inflación descontrolada, caída sistemática del poder adquisitivo y falta de dólares al ingreso récord de divisas de la cosecha: el complejo agroindustrial liquidó U$S 3.171 millones en abril y U$S 11.097 millones desde el 2 de enero. 

Mientras el gobierno viraliza sus diferencias y alimenta las fantasías de lo que nace a la derecha de Mauricio Macri, el Frente de Todos es hoy el tablero en el que se reordena el peronismo.

Cuando Aníbal Fernández, Agustín Rossi y Luis D'Elía son parte de la avanzada que aparece enemistada con La Cámpora, se confirma que el viejo kirchnerismo ya no es lo que era.

Sin embargo, no es lo único que pasa y los movimientos no son unidireccionales. Lo de Cristina es el pragmatismo hasta que duela, con señales de acercamiento a parte del PJ antikirchnerista. Al lado de Capitanich, que nunca se distanció de ella en malos términos, se anota una larga lista de peronistas -antiguos conspiradores o viejos enemigos- que ahora tienen diálogo reservado con CFK. Sergio Massa, Omar Perotti y, también, Daniel Scioli figuran en esa lista.

En ese hipotético esquema, donde el salario cae de manera prolongada y la polarización entre dos fuerzas se debilita, CFK se ve a sí misma como el último dique de contención para impedir que lo que pierde Fernández se vuelque en mayor medida hacia la alianza de agrupaciones dominada por el trotskismo.

Por momento, parece que Cristina pasó a perdida la inversión Alberto.

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