

Las energías renovables superaron al carbón como la mayor fuente de electricidad del planeta en la primera mitad del año. Una de las razones es que China añadió más capacidad solar y eólica que el resto del mundo, en conjunto.
En la meseta tibetana, a unos 3000 metros de altura, los paneles solares cubren una superficie siete veces mayor que Manhattan. Absorben una luz solar mucho más intensa que a nivel del mar, ya que el aire es menos denso.
En las cordilleras cercanas, las turbinas eólicas se alinean en largas hileras sobre llanuras áridas. Capturan las brisas nocturnas, compensando la energía que los paneles solares producen durante el día. Las presas hidroeléctricas se asientan donde los ríos se derraman por los desfiladeros de la meseta.
Y las líneas de alta tensión llevan toda esta electricidad a fábricas y casas, situadas a más de 1600 kilómetros de distancia.
China está construyendo una enorme red de industrias de energía limpia en la meseta tibetana, la más alta del mundo. Su objetivo es aprovechar el sol radiante, las bajas temperaturas y la altitud extrema de la región para proporcionar energía renovable de bajo costo. El resultado: suficiente energía renovable para abastecer casi todas las necesidades de la meseta, incluidos los centros de datos que impulsan el desarrollo de la inteligencia artificial de China.
Aunque sigue quemando tanto carbón como el resto del mundo combinado, el mes pasado el presidente Xi Jinping hizo una promesa. Hablando ante las Naciones Unidas, anunció por primera vez que el país reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero en toda su economía y multiplicaría por seis su capacidad de energía renovable en los próximos años. Fue un momento de relevancia para el país que hoy es el mayor emisor de contaminantes del planeta.
China invierte en tecnología solar y eólica más barata, además de baterías y vehículos eléctricos, con la intención de convertirse en el proveedor mundial de energía renovable y de los productos que dependen de ella.
El principal conjunto de plantas solares, conocido como el Parque Solar Talatan, supera con creces cualquier otro complejo similar en el mundo. Abarca 420 kilómetros cuadrados en el condado de Gonghe, un desierto alpino en la poco poblada provincia de Qinghai, en el oeste de China.
Ningún otro país del planeta aprovecha las grandes altitudes para producir energía solar, eólica e hidroeléctrica a la escala que lo hace China en la meseta tibetana. Este esfuerzo se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo ha logrado dominar el futuro de la energía limpia. Gracias a enormes inversiones y a una planificación centralizada, las compañías eléctricas están reduciendo la dependencia del país del petróleo, el gas natural y el carbón importados, una prioridad nacional.
La energía renovable permite a China impulsar 48.000 kilómetros de rutas de trenes de alta velocidad y su creciente flota de automóviles eléctricos. Al mismo tiempo, la electricidad barata le permite fabricar aún más paneles solares, que dominan los mercados globales y alimentan los centros de datos dedicados a la inteligencia artificial.
China no es el primer país que experimenta con energía limpia a gran altitud. La empresa estatal Power Construction Corporation of China completó el año pasado un proyecto solar de 480 megavatios a una altitud de más de 1200 metros en el altiplano del desierto de Atacama en Chile, el desierto no polar más seco del mundo, aunque a mucho menor altura que la meseta tibetana.
El proyecto solar Talatan de Qinghai los eclipsa. Tiene una capacidad de 16.930 megavatios de energía, suficiente para abastecer a todos los hogares de Chicago.
China está construyendo aún más alto, en valles montañosos de la meseta tibetana, aunque con parques solares más pequeños. Cerca de Lhasa, la capital del Tíbet, una compañía eléctrica china instaló 150 megavatios de paneles solares a 5180 metros de altura.
Como incentivo para la construcción de parques solares, muchas provincias del oeste de China ofrecieron inicialmente terrenos gratuitos a las empresas.
Se están construyendo dos nuevos proyectos hidroeléctricos en valles montañosos cercanos al Parque Solar Talatan. Según funcionarios de Qinghai, el plan para ambos consiste en utilizar el exceso de energía solar generada durante el día para bombear agua hacia los embalses, situados varios kilómetros más arriba. Por la noche, el agua caerá a través de conductos montañosos hasta la meseta, haciendo girar turbinas gigantes para generar enormes cantidades de electricidad.
Varias industrias de alto consumo eléctrico se están trasladando a la región para aprovechar su energía barata. Qinghai planea aumentar la capacidad de sus centros de datos más de cinco veces para 2030. Estas instalaciones se encuentran en Xining, la capital provincial, a una altitud de 2286 metros, y en Yushu y Golog, dos poblaciones a más de 3658 metros donde hace más frío.
Los centros de datos consumen un 40% menos de electricidad, su principal costo operativo, que otros similares a nivel del mar, porque el aire acondicionado casi no es necesario. El aire caliente generado por los servidores de los centros de datos se circula por tuberías subterráneas para calentar otros edificios de Yushu y Golong, sustituyendo las calderas de carbón.
Para conectar la capacidad de cálculo de los centros de datos con muchas de las empresas tecnológicas de China, los datos se transfieren de Shanghái hasta Qinghai a través de la red nacional de fibra óptica del país. La programación de inteligencia artificial de robots humanoides bailarines para una gala televisada durante el Año Nuevo Lunar en enero se realizó en centros de datos de Qinghai.