Formas de volver al barrio

El País 01/09/2025
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Volver al barrio, para volver a casa. En el camino, recorrer una distancia, que es una cuestión de espacio, pero también de tiempo. Las formas de volver al barrio, desde el trabajo, la escuela, el hospital, entre muchos otros lugares a los que necesitamos o queremos ir,  hablan de otros tipos de distancias: habitacionales, territoriales, sociales, económicas. Distancia que también es desigualdad.

La mitad de los hogares están hacinados y el 90% enfrenta un alto riesgo ambiental. Así lo muestra un relevamiento. Solo el 15,9% de los hogares accede a servicios básicos de forma adecuada.

En la Argentina existen más de 4.000 asentamientos, donde viven más de 3.000.000 de personas

La falta de planificación urbana integral y el déficit estructural de vivienda, dieron lugar a una expansión de estos barrios, caracterizados por el acceso restringido a servicios básicos, la falta de infraestructura adecuada y condiciones de vida muy por debajo de los estándares mínimos.

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Frente a este contexto, se vuelve urgente contar con información precisa y actualizada sobre las condiciones habitacionales de los barrios populares, que permita comprender y dimensionar los desafíos que enfrentan sus habitantes. 

El objetivo del informe es por un lado, visibilizar las desigualdades persistentes y los costos que asumen las familias para sostener su vida cotidiana en contextos de precariedad estructural y; por otro lado, aportar herramientas para la incidencia en políticas públicas.

En los nueve barrios analizados, entre el 20% y el 30% de la población tiene 14 años o menos, mientras que casi no hay presencia de personas mayores a 75 años. Además, el 41% de las familias recurre a comedores comunitarios, cifra que llega al 60 % en algunos barrios.

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El 90 % de los hogares enfrenta un alto riesgo ambiental, según un índice que considera la presencia de plagas, acumulación de basura y proximidad a fuentes contaminantes. 

Solamente el 27% de las viviendas relevadas se ubica sobre calles asfaltadas y el 46% sobre calles de tierra.  Apenas el 15 % de las viviendas alcanza una calidad constructiva suficiente. Además, cerca de la mitad presenta grietas, filtraciones o goteras, y entre el 20 % y el 45 % carece de agua caliente o lavamanos en el baño.

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En cuanto al acceso a los servicios públicos, la situación es crítica: el 73% de las viviendas presenta condiciones precarias, con problemas de conexión, calidad o cantidad, y un 11% directamente no cuenta con ningún tipo de acceso a uno o más de los servicios públicos. 

El 50% de los hogares relevados accede al agua mediante conexiones informales, alcanzando picos del 95% en algunos barrios y el 63% se conecta de manera precaria a la red eléctrica.

Estos niveles de informalidad implican mayores costos, aumentan el riesgo de accidentes y limitan las oportunidades educativas y laborales.

La brecha digital es otro de los ejes del informe. El 76% de los hogares no tiene computadora, y el 18% solo accede a internet a través del celular. En algunos barrios, más de una cuarta parte de las casas no tiene ninguna conexión a internet.

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La mayoría de las jefas de hogar son mujeres, con más del 60%, y entre el 50% y el 60% de los hogares cuenta con al menos un menor a cargo. Esto, da cuenta de una marcada feminización que representa “una doble vulnerabilidad: las mujeres deben asumir simultáneamente tareas de cuidado y la generación de ingresos”.

Finalmente, el informe da cuenta de un entorno urbano degradado. El 60% de las viviendas no tiene árboles en la calle, y el 80% de los vecinos considera insuficientes los espacios verdes. En muchos barrios, la cercanía a basurales o cursos de agua contaminados es la norma. El 90% de los hogares enfrenta un riesgo ambiental alto.

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