El deshielo acelerado de un glaciar en Groenlandia podría transformar la biodiversidad marina

El mundo13/08/2025
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El fenómeno, revelado en un estudio en Nature Communications, podría alterar la cadena alimentaria marina y reconfigurar el papel del océano en un Ártico cada vez más vulnerable..

En la helada inmensidad del oeste de Groenlandia, una corriente ascendente está transformando lo que creíamos conocer sobre la vida marina del Ártico.

El glaciar Jakobshavn, también llamado Sermeq Kujalleq, el más activo de la isla, no solo libera enormes masas de hielo al mar, también fertiliza sus aguas. En la bahía Disko las aguas oscuras comienzan a ser verdes en pleno verano, una señal de que la vida microscópica se multiplica gracias a un proceso impulsado por el propio deshielo

Este fenómeno, detallado en un estudio publicado en Nature Communications Earth & Environment, revela que el aumento estacional del caudal de agua dulce procedente del glaciar, induce una intensa corriente ascendente que arrastra nutrientes desde las profundidades hasta la superficie iluminada. 

Este mecanismo alimenta una segunda floración de fitoplancton en agosto, que complementa la explosión primaveral tradicional del Ártico. Según el equipo de investigadores, esta productividad biológica adicional podría alterar la estructura de los ecosistemas marinos, desde el plancton hasta los grandes depredadores.

Los científicos emplearon modelos numéricos de alta resolución y supercomputadoras para analizar datos obtenidos entre 1992 y 2021. Descubrieron que el deshielo estival de Sermeq Kujalleq, que supera los 1.200 metros cúbicos de agua por segundo, genera una turbulenta pluma subglacial.

 A medida que esta agua dulce, más liviana que el agua marina, asciende desde una profundidad de 850 metros, arrastra consigo aguas profundas cargadas de nitrato y hierro. El resultado es un flujo vertical estimado en más de 45.000 metros cúbicos por segundo, una magnitud casi cuarenta veces superior al caudal de deshielo inicial.

Este proceso resulta crucial, pues en verano los nutrientes de superficie suelen estar agotados tras la floración de primavera. La llegada de nuevos nutrientes desencadena entonces una segunda oleada de productividad fitoplanctónica. Los modelos, validados con datos satelitales y mediciones in situ, muestran incrementos del 15% al 40% en la producción primaria estival en años con deshielos intensos como 2012 y 2019.

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Sin embargo, este incremento biológico no se traduce automáticamente en una mayor captura de carbono. El estudio estima que el aumento anual en la absorción de dióxido de carbono apenas llega al 3%. La razón: el agua que asciende es más cálida y menos salina, lo que reduce su capacidad para disolver CO₂. Así, aunque el fitoplancton retira más carbono de la atmósfera durante el verano, esta ventaja queda parcialmente neutralizada por la menor solubilidad del gas en el agua superficial.

Este delicado equilibrio tiene implicaciones para el papel del océano ártico como sumidero de carbono en un mundo en calentamiento. A medida que los glaciares de Groenlandia siguen derritiéndose, podrían intensificar la productividad biológica costera sin que ello implique una mayor captura neta de carbono atmosférico.

El impacto sobre la cadena alimentaria marina podría ser profundo. El fitoplancton, invisible pero esencial, constituye la base de los ecosistemas oceánicos. Un aumento sostenido en su biomasa podría modificar la composición de especies, favorecer la proliferación de algas nocivas y alterar los ciclos alimentarios que sostienen tanto a peces como a mamíferos marinos. Especies como el fletán de Groenlandia, las focas anilladas, los narvales o incluso los osos polares podrían ver modificadas sus rutas migratorias, presas o hábitats esenciales.

Para estudiar un sistema tan remoto y de acceso limitado, los científicos recurrieron a herramientas punteras como el modelo ECCO-Darwin. Esta simulación integra décadas de observaciones sobre temperatura, salinidad y biomasa recogidas por satélites y sensores autónomos, y permite anticipar cómo podrían evolucionar los ecosistemas costeros bajo distintos escenarios climáticos. La NASA, con su infraestructura computacional de alto rendimiento, resultó clave para desentrañar la dinámica oculta bajo el hielo.

La importancia del hallazgo radica también en su alcance potencial. En Groenlandia existen más de 250 glaciares similares a Sermeq Kujalleq. Si mecanismos parecidos se activan en otras zonas, podríamos estar presenciando un cambio sistémico en las regiones costeras del Ártico. Las proyecciones apuntan a un deshielo acelerado en las próximas décadas, lo que podría amplificar estos procesos y plantear desafíos inéditos a la gestión de la pesca, la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

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