El mundo despide y llora por Francisco

El mundoEl martes
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El Vaticano informó los motivos de la muerte del papa Francisco: fue consecuencia de un derrame cerebral y apoplejía, que produjo un estado de coma y un “colapso cardiovascular irreversible”

El funeral y características fueron modificadas el propio Francisco el año pasado para hacerlo más austero. Ya hay imágenes de su féretro, que él precisó que debía ser “sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción Franciscus y que “debe estar en la tierra”.

El pueblo no olvida a quien no lo traiciona.

El equipo médico subrayó que la insuficiencia respiratoria que lo llevó a estar internado casi un mes en el Hospital Gemelli de Roma, una bronquitis múltiple, un cuadro de hipertensión arterial y la diabetes tipo II agravaron su estado de salud. Hay nueve días de luto en Roma y el público podrá despedirlo de cerca.

Francisco, jefe de la Iglesia Católica, se convirtió en la voz más importante a nivel global en alzarse en defensa del enorme conjunto de postergados del mundo actual.

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Cuando eligió Lampedusa como destino de su primer viaje fuera de Roma, una isla en el mar Mediterráneo, el lugar de Italia más cercano a las costas africanas, el punto de llegada para decenas de miles de migrantes que arriesgan sus vidas buscando un futuro europeo para ellos y sus familias, huyendo de la miseria, la guerra y la persecución en sus países de origen, nos marcó cómo sería su recorrido.

Sobre las aguas del Mediterráneo, en la intersección entre la región más próspera del planeta y la más desfavorecida, el papa Francisco lanzó una ofrenda de flores blancas y amarillas en homenaje a quienes perdieron la vida intentando cruzar.

Se abría el camino de lo que sería un pontificado cuyo centro serían las periferias, los más pobres, pero también aquellos lugares que no merecieron tradicionalmente la atención papal, por ser pequeños, con pocos fieles católicos o simplemente marginados en función de otros destinos.

La Iglesia se convirtió en un actor con una posición firme de defensa del planeta frente a la crisis climática, a partir de la encíclica Laudato Si’, colocándose en la vereda opuesta del negacionismo  Dio pasos para terminar con cualquier atisbo de discriminación contra las personas, aun sin cambiar la liturgia ni los dogmas sobre la familia. Desde el lugar de las mujeres hasta el tratamiento de las personas divorciadas y la bendición a quienes, perteneciendo a minorías sexuales, forman parejas y a sus uniones, las directivas papales se dirigieron a asegurarse que nadie, por su condición, fuera expulsado de la comunidad católica.

Llorarlo es poco, seguir su ejemplo, casi imposible. Leerlo e interpretarlo, debería ser un mandado de esta época de oscuridad.

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