La ropa no se vende

Sociedad Ayer
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El 72% de las empresas de indumentaria reportó una fuerte caída en sus ventas en julio y agosto, según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). La disminución interanual de ventas es del 11%.

Lo que explica el informe que se difundió es que se trata de uno de los sectores más golpeados por la caída del poder adquisitivo. Ni siquiera mejoró el panorama que las empresas extendieran la liquidación de invierno.

La temporada primavera-verano arrancó con una contracción promedio de 25% de ventas contra el mismo período de 2023.  Una industria con muchas aristas que termina en la comercialización, también muy variada, desde una feria hasta el local de shopping. Un sector que emplea a 530 mil personas y viste a un país. Necesita urgente una radiografía para entender los por qué y cómo salir hacia adelante.

La evidencia es contundente: en la Argentina la ropa es cara. Esta tendencia se gestó en las últimas dos décadas, en las que el país fue a contramano del mundo. Mientras que acá la inflación de la ropa superó a la inflación promedio, en el mundo ocurrió lo contrario. El debate oscila entre miradas críticas de la industria nacional que sostienen que se deben al elevado proteccionismo; y quienes los atribuyen a cuestiones que nada tienen que ver con el sector, como la macroeconomía local.

 En el país la ropa es cara tanto en términos absolutos —es decir, en dólares— como en términos relativos —en relación con el resto de los bienes y servicios de la economía—. En términos absolutos una canasta de prendas en la Argentina es 35% más cara al dólar oficial respecto del promedio de la misma canasta en otros países de la región —y 16% al dólar MEP—. Al mismo tiempo, en el país los precios de la indumentaria y el calzado en comparación con el resto de los bienes y servicios de la economía son de los más altos del mundo.

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En las últimas dos décadas, en el mundo la inflación de la ropa fue mucho menor al promedio de la economía mientras que en Argentina ocurrió lo contrario. Desde 2001, y tomando 48 países con información disponible, Argentina fue el que registró la mayor suba de los precios relativos de la ropa (aumentó 32%). En el mundo, ocurrió lo contrario: la ropa se abarató 32%.

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Daniel Schteingart, director del Área de Planificación Productiva de Fundar afirma que existen cuatro posibles causas. La primera es un aumento en gran parte de los últimos 15 años de las barreras a las importaciones de bienes, algo particularmente intenso en ropa. Hoy tenemos aranceles, entre los más altos del mundo y a eso se suman una serie de barreras para-arancelarias, que terminan funcionando como un freno para el ingreso de ropa extranjera que nivele los precios. En segundo lugar, la incertidumbre macroeconómica pega más en la producción de bienes frente a los servicios, dado que tienen tiempos de producción más elevados, lo que puede generar que esa incertidumbre se compense con un mayor precio.

En tercer lugar, en Argentina se han implementado diversos mecanismos de congelamiento de precios de servicios públicos, lo que en parte explica por qué los bienes se encarecieron más que los servicios en estas dos décadas. Por último, la evolución del tipo de cambio real y la brecha cambiaria han tenido una correlación más importante con los bienes que con los servicios. Cuando la brecha cambiaria sube, en general los bienes se encarecen más que los servicios. 

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