

La rotación del planeta fluctúa a medida que viaja alrededor del Sol, y las mediciones sugieren que estamos perdiendo más de un milisegundo durante los largos días de verano.
No sería verano sin los días largos. Amanece temprano y anochece tarde. Un grupo de investigadores de la NASA conjetura que entre el 22 de julio y el 5 de agosto, se constituirá el día más corto de la historia del planeta.
Según datos publicados por el Observatorio Naval de EE. UU. y el Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia , la rotación del miércoles pasado fue de aproximadamente 1,34 milisegundos menos que 24 horas. Se esperan más giros rápidos a finales según las predicciones del sitio Time and Date.
Esto no es del todo inusual, la rotación de nuestro planeta ha sido más rápida de lo habitual. El día promedio se ha acortado en gran medida durante la última década, y en los últimos cinco años, aproximadamente, la rotación completa ha durado poco menos de 24 horas con mayor frecuencia. Los factores que impulsan este cambio incluyen los movimientos en el núcleo terrestre, los cambios atmosféricos y la posición de la Luna.
Pero las tendencias a largo plazo no sugieren que los días se acortarán siemore. De hecho, es todo lo contrario. Durante muchos milenios, los días se han ido alargando. Un Tyrannosaurus rex que vivió hace 70 millones de años habría experimentado una rotación diaria promedio de aproximadamente 23 horas y media, según estudios .
La razón principal se relaciona con la pérdida de energía causada por las mareas. La atracción gravitacional de la Luna es responsable de los cambios de marea en la Tierra. Las corrientes de marea calientan el océano muy ligeramente, disipando energía, lo que ralentiza la rotación de la Tierra y permite que la Luna se aleje con el paso del tiempo. Actualmente, la tasa de retroceso es de unos cuatro centímetros al año.
Siglos de datos demuestran que la velocidad de rotación de la Tierra nunca ha sido constante. Ha habido períodos lentos, como a principios de los años 90 o 70, cuando la duración del día superó regularmente las 24 horas en más de 2 milisegundos. Y ha habido períodos más rápidos, como el actual.
Muchos factores, tanto dentro como fuera de la Tierra, impulsan estos cambios, que pueden variar de un día para otro o de una década a otra. El movimiento de materiales dentro de la Tierra, desde el núcleo hasta el manto y la corteza, puede afectar la velocidad de rotación. El cambio climático a largo plazo también pueden afectarla.
Cuando el hielo se derrite en el mar, dispersa el agua desde los polos hacia el ecuador. Esto hace que el planeta sea más achatado, lo que puede ralentizar su rotación, de forma similar a un patinador sobre hielo que gira más despacio cuando extiende los brazos y más rápido cuando los junta.
“Todos estos efectos interactúan de forma compleja”, afirmó Nick Stamatakos, jefe del Departamento de Orientación Terrestre del Observatorio Naval de Estados Unidos. “Y dado que la Tierra es bastante grande y compleja, y los cambios que necesitamos medir son muy pequeños, nuestra capacidad para predecir el movimiento terrestre es muy compleja”.
Pero los datos del pasado reciente son bastante claros: la velocidad de rotación de la Tierra ha aumentado esta temporada. Y para quienes viven en el hemisferio norte, donde el verano acaba de comenzar, es un recordatorio astronómico de que el tiempo vuela.