El Gobierno no sólo se ilusiona con la inflación de abril, sino también con el del mes en curso, que según proyecciones privadas podría ubicarse entre 4 y 6%. Impresionante. Depende.
En medio de presagios de economistas, respecto de que la cercanía de un piso duro de perforar, el ministro está dispuesto a todo para mantener la percepción de desinflación, incluso al precio de incrementar las inconsistencias de su modelo, que ya muestra algunas.
La reducción de la inflación es, en el sentido práctico, lo único que tiene para mostrar y no lo puede arriesgar. Así, no hay que esperar ningún ajuste del tipo de cambio oficial, por más que su virtual fijación haya hecho que la ganancia de competitividad producto de la megadevaluación de diciembre virtualmente se haya evaporado y genere hoy tensiones fuertes con el segmento agroexportador.
No solamente el dólar se mantendrá atrasado para evitar un rebrote de la inflación. También el aumento de las tarifas de luz y gas previsto para este mes, lo que demora la eliminación de los subsidios y, sumado a la caída de recaudación producto de la recesión, complica el objetivo del equilibrio fiscal.
El Gobierno se está comprando una crisis. No se sabe aún si a corto o mediano plazo.
El balance que el propio Gobierno difunde es que el plan económico es un éxito: se redujo la inflación desde el pico de diciembre, bajó la brecha cambiaria y se acumularon reservas.
La economía está en una recesión profunda y con un peso que ya perdió la competitividad lograda por la devaluación de diciembre. El cepo continúa vigente, las remuneraciones y jubilaciones han perdido una parte importante de su poder adquisitivo. En este sentido, los costos pagados hasta aquí parecen demasiado altos para los logros alcanzados; y todo indica que se requerirán aun mayores ajustes a futuro.
El Gobierno festeja por anticipado la inflación de un dígito en abril, y hasta proyecta un número que comenzará con ocho.
Así como reservas y cepo están vinculados, la inflación y actividad también. El IPC de abril, que se conocerá hoy, arrojaría el ocho y pico, ya cómodamente dentro del dígito buscado , pero a costa de una depresión económica feroz que hace de la recuperación del crecimiento un gran signo de interrogación.
El éxito es un concepto resbaladizo.
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