La inflación obliga a los egipcios a renunciar a la carne

El mundo 31 de enero de 2023
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Sentados detrás del mostrador, los carniceros del centenario mercado de Bab el Louq, en el centro de El Cairo, esperan en silencio a que se acerque un cliente, un acontecimiento poco habitual en estos tiempos de crisis.

Estudios respaldan esta situación: el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) constató en un informe que se publicó en diciembre que el consumo de carne en Egipto se ha reducido en un 85 % desde marzo.

En tan solo unos meses, de acuerdo con varios vendedores consultados por EFE, el precio del kilo de carne en el mostrador ha saltado de 80 a 160 libras (de 2,5 a 5 euros, aproximadamente), es decir, un aumento del 100 %. La respuesta de la población ha sido dejar de consumir el producto, alegan.

El salario mínimo en Egipto en 2022 estaba fijado en 4.300 libras mensuales.

Según cifras oficiales, la inflación en Egipto alcanzó en diciembre el 21,3 %, pero el reputado economista Steve Hanke, de la Johns Hopkins University, calcula en base a su propio índice que la cifra asciende al 102 %.

La percepción para cualquiera en el país es que la cifra se acerca más al cálculo del estudioso que a la reportada por las autoridades.

Al drama de la inflación se suma que en menos de un año la libra egipcia ha perdido más de la mitad de su valor respecto al dólar.

Otro de los tenderos de Bab el Louq asegura a EFE que los egipcios están haciendo una especie de “boicot a la carne” para que baje su precio, y advierte que hay carniceros que han aumentado el coste “por encima de la tasa de inflación o el valor del dólar” para compensar la falta de ventas.

Por su parte, una de las pocas clientas que transitaban por el mercado lamenta que debido al incremento desorbitado de los precios, ella y su familia han tenido que “reducir el consumo” de pollo y carne, y aumentar el de fruta y verdura.

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