Un escenario y sus repercusiones

El mundo 30 de septiembre de 2022
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Lula y Bolsonaro gastaron anoche sus últimos cartuchos en el debate televisivo más importante, por ser el último y el que emitió la red Globo. Todas las encuestas dan como ganador al líder histórico de la izquierda, con ventajas que oscilan entre los diez y los 14 puntos porcentuales. El escrutinio solo considerará los votos válidos y positivos, por lo que para evitar el ballotage, Lula debería sacar un voto más que la suma de todos sus rivales. Es un objetivo difícil, alcanzado desde el retorno de la democracia solo una vez por Fernando Henrique Cardoso.

Los dos principales candidatos para los comicios del domingo aceptaron participar de solo dos debates, uno organizado por distintos medios de comunicación a fines de agosto y el de ayer, realizado por la cadena O Globo.

Con o sin segunda vuelta, un regreso de Lula al poder cerraría un ciclo político frenético. Este empezó en 2003 con su primer mandato, se plasmó en la victoria del "hambre –casi– cero", trastabilló con el mensalão y el petrolão y culminó parcialmente en 2010 con su retirada como el político más popular del país. Siguió con la entronización de Dilma Rousseff, se interrumpió en 2016 con el viciado juicio político que la desalojó del Palacio del Planalto y se prolongó con una ofensiva judicial y mediática aluvional que lo llevó a la cárcel por 580 días y lo sacó de la cancha electoral, en la que era favorito, en 2018. De la nada a la cumbre, de la cumbre a la cárcel y de allí, de nuevo al poder. Una vida para el asombro.

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