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China, la política de Covid cero

El país donde surgió el coronavirus está decidido a seguir imponiendo medidas para detener su avance.

El mundo 13 de septiembre de 2022
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La política de cero covid y la carga que ha supuesto para la economía, los viajes y la vida cotidiana, ha provocado un debate continuo sobre si ese sigue siendo el mejor camino para gestionar los riesgos que plantea la pandemia. En algunos casos, los confinamientos han ocasionado una escasez generalizada de alimentos y otros artículos básicos, como sucede en la ciudad de Yining, también conocida como Gulja. Ahí, los habitantes han estado encerrados durante más de un mes y se quejan de que se les obliga a pasar hambre o a soportar penosas condiciones en los campamentos de cuarentena.

Esas situaciones han impulsado un debate sobre si la política de “cero covid” sigue siendo el mejor curso de acción para manejar los riesgos impuestos por la pandemia. Pero Xi Jinping, líder de China, ha apostado gran parte de su reputación política en esa estrategia y parece tener toda la intención de apegarse a ella.

Los viajes a China siguen estando muy limitados, aunque el periodo de cuarentena para quienes llegan del extranjero se ha reducido a la mitad, a siete días, seguido de tres días de aislamiento domiciliario. Se exige el uso de una aplicación de rastreo para ingresar a lugares públicos que emite códigos de salud al estilo de un semáforo, por lo que cruzarse con una persona infectada o visitar una zona considerada de alto riesgo puede causar que el código de salud de alguien cambie de “verde” (que significa estar seguro) a “amarillo”, lo que podría requerir cuarentena o la aplicación exhaustiva de pruebas.
En algunos lugares se exigen pruebas regulares de COVID-19, independientemente de si hubo o no una posible exposición. China ha reportado solo 5226 muertes entre su población de 1400 millones.

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“El liderazgo y la superioridad institucional de cada país serán juzgados por su respuesta a la pandemia”, sentenció Xi en un discurso el año pasado. “El tiempo y las tendencias están de nuestro lado y esa es la fuente de nuestra determinación y vigor, así como la razón por la que nos sentimos seguros y decididos”.

Más allá de la importancia política para el liderazgo de China, algunas consideraciones prácticas han dificultado la flexibilización de los controles del coronavirus. China ha pospuesto la importación de vacunas, incluidas las vacunas de ARNm fabricadas en el extranjero que han sido más efectivas, mientras desarrolla las suyas. Los residentes no tienen inmunidad natural porque el virus se ha propagado mucho menos que en otros países.

China también ha tenido dificultades para vacunar a las personas mayores. Este año, eso fue un problema en Hong Kong, que había logrado en gran medida mantener a raya el coronavirus hasta que miles de personas murieron por una ola de la variante ómicron que comenzó en febrero. Muchos de los que fallecieron eran habitantes mayores que no se habían vacunado por tener preocupaciones excesivas sobre los efectos secundarios.

Sin embargo, muchos chinos han expresado su apoyo o al menos su consentimiento a las medidas de control. Los medios de comunicación del Estado enfatizan las muertes y el sufrimiento provocado por la covid en Estados Unidos y otros países y presentan las estrictas políticas de prevención como la única alternativa al desastre. ¿Cuál es el A principios de este año, los funcionarios chinos señalaron que querían flexibilizar la rigurosa estrategia para combatir el virus, en particular ante la evidencia de los impactos económicos y el hecho de que la variante ómicron ha demostrado ser menos letal que las anteriores. Sin embargo, las sugerencias de un posible nuevo enfoque se acabaron con el brote que surgió en Shanghái durante la primavera. Ahora, las cuarentenas y confinamientos parecen ser cada vez más comunes.

 

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