

El gobierno busca intervenir en la economía para bajar la inflación, pero cada iniciativa le plantea un dilema difícil de resolver.
Subir la tasa de interés puede ser un camino, pero no puede hacerlo demasiado evitar que ahogue la recuperación.
Mantener competitivo el tipo de cambio es necesario para favorecer las exportaciones, pero debe evitar una devaluación que dispare los precios.
También es imprescindible mejorar los salarios, pero tiene que controlar los aumentos de los alimentos para que rápidamente no se vuelva a perder el poder adquisitivo.
Cuáles son las opciones que maneja Martín Guzmán para desactivar la bomba en la que se transformó la economía argentina.
Se apuesta a los acuerdos y controles de precios para evitar que la mayor demanda por las paritarias lleve a que los empresarios remarquen más. En el medio, los productos también se encarecen por el shock internacional de la guerra de Ucrania, que ha elevado los valores de los alimentos y la energía.
Al mismo tiempo se abre la temporada de las paritarias 2022 y pretenden que mejore el poder de compra y que los aumentos salariales no terminen empujando a la patronal a elevar otra vez los precios. Además negocian la concesión de un bono del sector privado a sus empleados para compensar el impacto de la guerra.
En el Gobierno descartan cualquier terapia de shock o plan de estabilización para contener la inflación, así como fueron los planes Austral (1985) o de la convertibilidad (1991). Pese a los resultados adversos por el momento, continúan apostando a la estrategia de desaceleración del IPC que llevó años pero resultó efectiva en países como Chile, Colombia, México, Italia o España.
El pacto con el Fondo será evaluado por primera vez el mes próximo. Entonces una misión técnica del organismo controlará si en el primer trimestre se cumplieron las metas de acumulación de reservas, reducción del déficit fiscal y baja del financiamiento monetario del rojo. En el Gobierno esperan que el Fondo se mostrará comprensivo con eventuales incumplimientos dado el impacto mundial de la invasión rusa a Ucrania.
En cuanto a las reservas, quedaron reforzadas por el nuevo crédito del FMI y ahora alcanzan los US$ 43.017 millones. En el equipo económico descuentan que se cumplirá la meta a pesar de que en marzo las importaciones saltaron hasta US$ 7.100 millones, un cuarto de ellas por la energía, dado el encarecimiento del petróleo por la guerra.
A su vez, el Gobierno espera que la guerra derive en una mayor cosecha de trigo a fin de año, tal como vaticinó el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. Asimismo, confía en que el sector de economía del conocimiento exporte más, dado que viene reclamando excepciones a la libre utilización de las divisas que genera. Además espera el ingreso de inversiones mineras.
En lo referente al déficit fiscal, no se descarta un incumplimiento porque las tarifas de luz y gas recién subieron en marzo, mientras que la energía se encareció en el mundo desde fines de febrero.
¿Alcanzará?