En medio del Mundial de Clubes que se desarrolla en Estados Unidos, el presidente Donald Trump recibió el miércoles por la tarde a una parte del plantel de Juventus en el Salón Oval de la Casa Blanca en Washington.
El mandatario saludó y dialogó con los jugadores, pero luego se generó un insólito momento cuando concedió una rueda de prensa en la que respondió sobre la guerra en Medio Oriente, la inmigración y los atletas transgéneros.
Entre los jugadores estaba el estadounidense Weston McKennie, capitán del equipo. Hace cinco años, en pleno movimiento Black Lives Matter, el futbolista le dedicó a Trump palabras. “No creo que Trump sea la persona adecuada para el cargo de presidente”, dijo entonces. “Creo que es ignorante. No lo apoyo en absoluto. No creo que sea un hombre que cumpla su palabra. En mi opinión, se lo puede calificar de racista”, añadió.
Sin embargo, enseguida se dispuso el inicio de una rueda prensa abierta a preguntas de cualquier índole por parte de los periodistas acreditados. Allí fue cuando la situación se volvió incómoda para los jugadores de la “Vecchia Signora”.
En el despacho presidencial estaban presentes también el entrenador de Juventus, Igor Tudor, el exfutbolista Giorgio Chiellini, el empresario ítalo-estadounidense John Elkann (presidente de Ferrari y Stellantis y director ejecutivo del grupo Exor, que controla el paquete accionario del club de Turín), y el titular de la FIFA, Gianni Infantino.
En un momento, Trump preguntó a los jugadores, directivos y técnicos de la Juventus su opinión sobre la participación de personas trans en el deporte femenino. El presidente firmó un decreto en febrero prohibiéndola.
Trump repitió la pregunta y Damien Comolli le contestó : “Tenemos un equipo femenino muy bueno”, dijo refiriéndose al Juventus Women, actual campeón de Italia. “Pero deberían jugar con mujeres”, le dijo Trump mientras Comolli sonreía sin responder. “Está siendo muy diplomático”, comentó Trump.
Tras ello, fue consultado sobre el endurecimiento de las medidas migratorias para ingresar al país y la deportación de inmigrantes. “La gente llega al país, pero debe hacerlo legalmente, como estos muchachos detrás de mí”, dijo Trump aludiendo a los futbolistas estadounidenses McKennie y Weah, este último de origen liberiano (hijo del exfutbolista y presidente de ese país, George Weah). “Si llegan por vía legal, los recibimos con los brazos abiertos. Deben decir que aman a Estados Unidos porque si no lo hacen, no los queremos”, completó.
Pero el punto de mayor tensión ocurrió cuando fue consultado sobre la escalada del conflicto en Medio Oriente, tras haber exigido la rendición sin condiciones a Irán y sin descartar la posibilidad de una participación directa de Estados Unidos en defensa su aliado.
Las futbolistas de Angeles City se plantaron: "El fútbol llegó aquí gracias a los inmigrantes".
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