Hoy se cumple un año del gobierno de Javier Milei y preparan un discurso que se difundirá a las 21 por cadena nacional.
Lo que se adelantó desde Presidencia es que el discurso repasará los balances que hace Milei sobre este primer cuarto de mandato. No se descarta que haya anuncios económicos y que haga oficial la convocatoria que ya anunció a sesiones extraordinarias.
Milei ha sido y es una creación y una herramienta de la sociedad que se muestra, decidida a empujar hacia una nueva época en Argentina. La sintonía no se explica sólo como consecuencia de la radicalización política para interpretar el malestar social ante las élites, sino que expresa un consenso social desde abajo, que considera que existe una ruptura de la política y una crisis terminal de la economía.
Supuestamente, se sale, con un nuevo sistema de representaciones, post casta y reformas estructurales.
Hay conexión sin mediaciones entre Milei y la sociedad y su contracara es la desconexión entre la oposición y la sociedad. El partido del cambio versus la corporación política y la resistencia conservadora y corporativa.
Para ella mayoría, que venía lidiando con la pérdida del empleo, la flexibilización, los trabajos informales de todo tipo y rebusques desde la pandemia, el ajuste es una continuidad de la vida durante la crisis inflacionaria del gobierno anterior, con una salvedad que otorga esperanza y certidumbre de cara al futuro, la baja de la inflación. Una variable que les ha permitido estabilizar un plan popular y capitalista, aun en los segmentos más precarizados.
En la ruptura de ese sector con el peronismo, está la clave que explica el ascenso y el sostenimiento de Milei a lo largo de este primer año.
La oposición que surja necesita tomar advertir y diferenciar entre el modelo político, una minoría intensa, autoritaria y agresiva y el social, una mayoría consolidadas y popular.
Milei supo identificar que el elemento de época que atraviesa a las sociedades democráticas, casta versus no casta. Desde el punto de vista general, ligó con los privilegios de la clase política profesional a periodistas, empresarios especialistas en negocios con las regulaciones protecciones públicas, la industria del mercado interno y contratistas de obra pública. Logró y visibilizar al núcleo de poder del viejo régimen que pretende desarticular.
En concreto, a lo largo de la última década y en el imaginario de la sociedad, la dirigencia política colocó sus intereses particulares por encima de la construcción de un orden de la economía con estabilidad y sin privilegios. Sin atenuantes, el mayor fracaso del gobierno anterior. Sin gestos ni soluciones para organizar la vida de la gente.
Lo grave es que la reacción de esa “casta política” osciló entre la arrogancia y el desconcierto. Se cae, decían. Para la vieja élite política, Milei estaba cortando el cable rojo que ellos no habían querido o podido cortar, pagando los costos políticos que ellos no estaban dispuestos a asumir.
Milei puedo cerrar una alianza empresarial dinámica con actores que estaban vacantes de representación, con la aprobación del RIGI que tiene un fuerte impacto e territorial de poder que atraviesa a la Patagonia, Cuyo y el NOA, minería, petróleo y gas. Ya no es solo la soja de Cordoba y Santa Fe. El mapa cambió.
Tiene la pata mineral petróleo y gas, pero se deshace del componente industrial mercado internista. El RIGI, pero con apertura comercial.
La segunda pata de esta coalición empresarial se da, por la vía de Elon Musk, en la economía digital. La apuesta de Milei por Trump, exitosa por el resultado el rol que ocupará Musk en el gabinete, no constituyó sólo una decisión de política exterior, sino la búsqueda de una base para completar su coalición en torno al empresariado de Silicon Valley y los unicornios argentinos. El triunfo de Trump y el anacronismo del último peronismo que criticaba a la empresa más importante a nivel global de nuestro país, Mercado Libre, le dejaron un inmenso territorio económico sobre el cual proyectarse.
No se sabe aún qué pasará. Lo cierto es que hay una enorme ventaja. La minería, petróleo y gas, litio, ofrecen una oportunidad histórica que terminará cambiando la matriz productiva nacional. La coalición empresarial es una condición necesaria pero no suficiente.
Milei introduce su innovación política: la gobernabilidad no surge del uso político del aparato del Estado, sino de la economía. Si no hay inflación, no hay conflictividad social. Esa gobernabilidad no se apoya en el control estatal de la sociedad a través del consumo público, subsidios, asistencia social, obra pública, emisión y la mediación de estructuras políticas con militancia, programas, punteros, partidos, sindicatos, sino a través del orden macroeconómico del cual se beneficia el sujeto social dominante del mileismo: el trabajador informal.
Milei no solo forzó una vuelta de página en la organización institucional en la Argentina, sino que hasta ahora es la única novedad política que produjo esa ruptura. La oposición no se contagió del nuevo aire de época y se sabe que la política que produjo a Milei no es la que podrá sacarlo.