El ingeniero Alejandro Haim compara la energía undimotriz, generada a partir de las olas del océano, con el yacimiento de 30.000 kilómetros cuadrados que en la Patagonia alberga la mayor reserva de petróleo del país y la segunda de gas no convencional del mundo.
En 2011, desarrolló un equipo que, por medio de boyas, permite producir energía a través de las ondas del oleaje marítimo. Apuesta a la creación de un parque de tres hectáreas que en medio del mar produzca la suficiente energía para inyectar a la red y abastecer el consumo de 5.000 hogares.
La energía undimotriz es la que producen las ondas del mar. Se genera por la fricción de los vientos en la superficie. Esa fricción deforma la superficie generando ondulaciones, y esas ondulaciones se transportan cientos de kilómetros, explica Haim en una entrevista con América Futura, donde enseña los detalles de un prototipo, que ahora junto a su equipo, integrado por ingenieros, oceanógrafas y becarios, busca llevar a escala real. El prototipo tiene dos boyas pesadas sostenidas por brazos que, al moverse, encienden una luz: cuanto más intenso es el movimiento, más fuerte es la iluminación.
Suecia fue el primer país que comenzó a generar energía a través de un equipo undimotriz. En España, hay proyectos en marcha en el País Vasco y las Islas Baleares. También existen desarrollos en el Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal, Israel y Estados Unidos, entre otros países que operan con distintos métodos, desde dispositivos en línea costera a 10 metros de profundidad, hasta otros ubicados en aguas poco profundas y otros sumergidos más hondo, lejos de la orilla.
En el caso de los investigadores argentinos, la boya funciona conectada a un cable submarino que traslada la energía hasta la costa y allí es conectada a una subestación eléctrica. El parque undimotriz de tres hectáreas proyectado podría funcionar a entre 500 metros y dos kilómetros de la orilla en las ciudades de Mar del Plata y Necochea, y produciría 6 megavatios constantes, suficiente para abastecer con energía a 5.000 o 20.000 personas.
Haim asegura que el mar argentino tiene características ideales para un desarrollo más amplio en toda su extensión. Es como tener una reserva de Vaca Muerta en el mar, un recurso extraordinario, este sistema se podría adaptar a cualquier zona donde haya olas que superen el medio metro. “En Tierra del Fuego y las Islas Malvinas hay un gran oleaje”, dice, y aspira a que, en un futuro, además de inyectar energía a la red eléctrica, se pueda aplicar para la generación de hidrógeno verde.
En Argentina, ha crecido de forma sostenida la generación de electricidad sustentable en los últimos cinco años, de cara a la transición energética. De acuerdo con datos oficiales, en abril de 2024 el 18,6% de la demanda eléctrica se abasteció con energías renovables, un porcentaje en aumento desde 2019, cuando fue de apenas 5,9%.
Si bien el país cuenta con una matriz energética con emisiones de carbono más bajas que la media global, producto del mayor desarrollo del gas por sobre el petróleo o el carbón, en 2023, más del 80% de la energía que se consumió en el país provino de fuentes fósiles, de acuerdo con un trabajo de la organización Fundar, por lo que aún hay un gran desafío de cara al desarrollo de energías sustentables.
Dentro de las sustentables, la eólica encabeza el ránking de las más desarrolladas, seguida de lejos por la solar. La ley de Energías Renovables establece que para el 31 de diciembre de 2025 el país debe alcanzar el 20% del consumo de energía eléctrica con fuentes renovables. Argentina tiene uno de los mejores vientos del mundo por calidad y preponderancia; en el noroeste uno de los mejores recursos solares. Tal vez el desierto del Sahara tenga más radiación, pero no tiene líneas de transmisión, rutas, agua ni ciudades, como el norte argentino.
En paralelo, el Gobierno argentino ha recortado recursos del Fondo para el Desarrollo de Energías Renovables, que era financiado mediante un Fondo Fiduciario que fue eliminado en septiembre pasado.