En el segundo día de la cumbre que se realiza en Río de Janeiro, el Presidente encara una agenda bilateral que lo llevó a verse con el presidente chino, a quien supo tildar de “comunista”.
También será clave la reunión que mantendrá con Kristalina Georgieva, en su afán por conseguir nuevos desembolsos por parte del organismo.
De prometer no negociar con “comunistas” a estrechar la mano de Xi Jinping, el G20 de Javier Milei está cargado de sorpresas y giros inesperados.
En su debut en el foro global que se realiza en Río de Janeiro, el Presidente demostró que, pese a la “purga” ideológica puertas adentro de la Cancillería, cuando se trata de política exterior y negocios, el pragmatismo está primero. En el segundo día de la cumbre que se realiza en tierras brasileñas, Milei encara en una agenda bilateral que incluye pesos pesados como China, India y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero no solo tiene ojos para el gigante asiático. Su reunión con el primer ministro de India, Narendra Modi, es otro punto clave. Aunque ideológicamente distantes, Milei sabe que los negocios están por encima de las diferencias: para la Argentina, es la oportunidad de ampliar exportaciones agropecuarias hacia un mercado cada vez más relevante.
La India representa al sur global y a un BRICS que Milei rechazó de plano al asumir, pero su dirigencia está interesada en la compra de gas natural licuado (GNL) y en distintos proyectos de litio.
A Milei se le vienen alineando los planetas. El año de gobierno que no imaginó nadie, y, sobre todo, los que le descontaban fragilidad para su gobernabilidad. Baja del Riesgo País, éxito del blanqueo, recomposición de reservas y la ilusión de que todo eso va a mejorar.
Las buenas noticias financieras y las novedades políticas se mezclan, Trump ganó otra gran elección y Cristina fue condenada en la causa de corrupción de Vialidad.
Las escenas se repiten, pero el mundo no es el mismo.
Para algunos Milei hasta hace un mes parecía en caída libre, por las calles. La ansiedad del análisis que confunde en el costo social del gobierno libertario el horror personal de sentirse afuera del poder. Confundir privilegios perdidos con los derechos perdidos por otros. Y entonces todo era cuestión de esperar: juicio político, renuncia, que asuma la vice, o quién fuera. Y entonces hoy va a la misma velocidad la decepción. Equilibrio perdido.
La Declaración de los líderes G-20 puso en evidencia los límites de la estrategia oficial de rechazo de la agenda multilateral. A pesar de los enérgicos comentarios de la Oficina del Presidente de la Nación, la declaración unilateral de manifestación de diferencias con la oficial fue inconsecuente. El gobierno terminó suscribiendo en su totalidad lo acordado por los demás integrantes. El G-20, a diferencia de la Asamblea de Naciones Unidas, es un foro, y se conduce por consenso.
Milei completa así encuentros con Trump y Xi Jinping en una sola semana. La incógnita es si es sostenible ese equilibrio en el tiempo, en un mundo donde sobran guerras.