Después de la distopía

El País 07 de junio de 2024
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La llegada de la derecha al poder no debe considerarse una simple anomalía, sino un rasgo perdurable de la política. Pese a su reciente condena penal, Trump tiene buenas chances de volver al poder en noviembre, y Bolsonaro, proscripto por la Justicia brasileña hasta 2030, se retiró del gobierno con 49% de los votos y detenta un respaldo muy importante.

Si Milei es producto de un sistema político diluido, una economía desquiciada y una sociedad material y anímicamente quebrada, el pronóstico reservado que empieza a registrar su proceso de desorganización y destrucción lleva a analizar que se viene luego de su fracaso.

Sólo se trata de pensar, Argentina está demasiado desmembrada como para dedicarle vaticinios tajantes. Hasta hoy, ante la falta de resultados hay compensación simbólica. Mas batallas culturales que leyes, más simbolismos que dólares.

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Frente a una sociedad cansada y desencantada, el malestar es fácilmente interpretable como la confirmación de la incapacidad del Estado de proveer soluciones a los problemas de las personas y de la falta de vocación de la política para atender esos problemas.

Ajustar las jubilaciones es demagogo, donar la dieta, no.

Para evitar discusiones como las que tenemos por la sanción de una nueva “fórmula jubilatoria”, podríamos aplicar una regla que Se usó durante los 90 en Estados Unidos y dio buenos resultados.

Decía que todo nuevo proyecto que implique un gasto fiscal tiene que venir con su correspondiente fuente de financiamiento incluida.

De esta manera, el poder legislativo no podía afectar el resultado neto del Tesoro (pero sí su composición).

Si algo demuestra la votación sobre la movilidad jubilatoria en la Cámara de Diputados y la dificultad del oficialismo es la velocidad con la que un aturdido presidente  genera su propia oposición. Era esperable.

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Durante el gobierno del peronismo fallido o el fallido peronista, aquí analizamos “, quién gobierna, quién impugna a quién tiene la lapicera.

En el gobierno de Milei algo de eso hay, pero sobre todo porque es un gobierno que desconcierta. La declamación sobre libertad es inversamente proporcional a los controles de todo tipo que sufre la economía. A cada grito libertario le siguen regulaciones. Enamorados del corto plazo

Más allá de la precipitación de quienes imaginan atajos, solo dependerá de la capacidad del gobierno. Si su elevación fue la crisis, quizás esa crisis lo eyecte por no interpretar cabalmente que la distopia quizás sea volar por los aires.

Lo que acecha y define el partido es la economía real, donde no hay muchos espejitos de colores por vender. Todos los números hablan de una caída sin precedentes. Pero lo original de esta etapa es cómo las expectativas le ganan a la materialidad de las cosas. La gente asume el sacrificio. Hasta que no.

El Estado tiene en el futuro, el desafío de garantizar un piso de bienestar y dignidad para las personas, reconstruir la convivencia en la diversidad y generar el marco de oportunidades para que sea posible proyectar la vida individual y compartida. Ejes sobre los cuales debemos trabajar para contrarrestar el malestar.

Somos animales de esperanza. Le ponemos lo que nos queda al ajuste porque a todos nos alcanzó el sablazo. En algún punto, todos nos sabemos subsidiados y sacrificados, es decir, entregados a algo. Muchos estudios muestran cómo se ha instalado el discurso de pagar la fiesta, del sacrificio para que todo mejore de una vez. Calavera no chilla. 

Suponer que alcanza con la acción directa del Estado para generar bienestar suficiente obvia la naturaleza finita de los recursos y las limitaciones en sus capacidades. Asimismo, asumir que sólo el mercado es capaz de proveer un equilibrio social óptimo es un acto de fe. Hoy algo distopico.

La crisis se tradujo en el aumento de la desigualdad y de la fragmentación social, donde unos pocos sectores se agencian su propio bienestar a través del mercado, mientras otros quedan marginados sin tener garantizado ese piso mínimo de dignidad. Este aumento creciente de las fricciones para un acceso equitativo a derechos y a bienes y servicios públicos y privados es el motivo del malestar contemporáneo y supone un desafío.

 Ni el principio del Estado omnicomprensivo, ni el principio de la comunidad privatizada pueden por si,  garantizar la sostenibilidad ni la armonía. La frustración, impotencia, rencor, miedo, incertidumbre y desconfianza que se palpan en el día a día, son sentimientos asociados también a la crisis de la idea de progreso como un horizonte percibido como posible. La asfixia de un presente que se vive como perpetuo explica mucho del malestar social.

El triunfo de Milei en el balotaje de noviembre impulsó una corriente de compra de activos financieros argentinos. Pero esa luna de miel duró medio año. Pero cenizas todavía quedan. Perdieron el entusiasmo inicial, pero aún están lejos de sentirse desencantados.

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Uno de los problemas estructurales de la economía argentina es su carácter bimonetario. Esto significa que usamos una moneda para las transacciones diarias (el peso) y otra para ahorrar, el dólar. Las inversiones en pesos dependen de qué rendimiento se espera en relación a la evolución del dólar.

Es decir, importa la ganancia en dólares. Entender esto es central para analizar la coyuntura y por qué la suba reciente de los dólares financieros obliga al Gobierno a realizar cambios en su programa económico.

Milei pone las condiciones del sacrificio, pero no de la salvación. No hay nada después. Ayer en sus respuestas distopicas aclaró lo que ya sabemos. El ajuste es el otro.  Toma la decisión del sacrificio del otro. Y algo de eso hay en las decisiones de Milei presidente. Expone a la población al despido, al ajuste, al achique, pero nunca acompaña. Siempre está en otro lado. La libertad es una burla como la corona de espinas.

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