El calor extremo y los vertidos con desechos aniquilan el oxígeno en el mar Mediterráneo

El mundo 15 de mayo de 2024
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Un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente advierte que las aguas de Balears y Alicante, en España, son las que tienen los niveles de oxígeno más bajos de todo el Mediterráneo. Detrás de la crisis está el ser humano, con los desechos agrícolas contaminantes y los gases de efecto invernadero que aumentaron las temperaturas.

La pérdida de oxígeno, que afecta gravemente a la vida marina y el funcionamiento de los ecosistemas, está incrementándose: el 25% de las áreas marinas europeas vigiladas tienen concentraciones bajas, de menos de 6 miligramos por litro, “cae por debajo del umbral mínimo para soportar vida con bajo estrés”, especifica la Agencia.

Los mares más afectados en Europa son los semicerrados especialmente el mar Negro (más del 70% con concentraciones bajas de oxígeno) y el Báltico (más del 50%) además de “algunas áreas del Mediterráneo”.

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Este fenómeno, por el que los océanos ya han perdido el 2% del oxígeno desde 1950, tiene dos causas principales: el recalentamiento de las aguas marinas debido al cambio climático y los vertidos de nutrientes provenientes de la agricultura, la acuicultura o las aguas residuales.

“Las aguas más cálidas retienen menos oxígeno”, explican desde la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Cuanto mayor es la temperatura, el oxígeno se vuelve menos soluble. “Eso lleva a que se reduzca el intercambio de aguas más oxigenadas de la superficie con las más profundas. Además, incrementan la demanda de oxígeno por parte de los organismos para poder vivir lo que, lógicamente, rebaja el volumen disponible en el agua”.

La relación entre el aumento de la temperatura marina y el calentamiento global viene dada porque el mar absorbe la mayoría del exceso de calor que atrapa la capa de gases de efecto invernadero de la atmósfera. Sus aguas se calientan más lentamente que el aire, pero también se refrescan más despacio.

Este proceso ha hecho que el Atlántico norte encadenara más de 400 días consecutivos registrando récords diarios hasta finales de abril pasado.

La segunda causa tiene un nombre: eutrofización. En realidad es la llegada masiva de nutrientes extra al agua, en especial, nitrógeno y fósforo. Las fuentes, señala la IUCN, son el arrastre de fertilizantes y los desechos ganaderos o de la acuicultura, que provocan “un crecimiento excesivo de plantas”.

La entrada de estos nutrientes termina por causar proliferaciones dañinas de algas que, al morir y descomponerse consumen oxígeno. Estas explosiones de fitoplancton son cada vez más frecuentes, intensas y extendidas, como detalla esta investigación: “Son especialmente preocupantes en el Mediterráneo debido a sus características de mar semicerrado y enorme biodiversidad”.

Los daños que provoca la desoxigenación del mar abracan un rango muy amplio. Desde la reducción de hábitats para los seres vivos a la caída de la tasa de reproducción de algunas especies o el incremento de la vulnerabilidad ante enfermedades.

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