La escasez de agua es un hecho y prueba de ello es que los cortes temporales de suministro aumentaron en diversas áreas de la capital y zona metropolitana de la ciudad de México. Una prolongada sequía, la ausencia de lluvias y unas temperaturas mucho más altas de lo habitual para la época, hicieron que el agua almacenada en las presas esté bajo mínimos y se dispararan las alarmas.
La situación es tan crítica que incluso llegaron a difundirse fechas específicas de cuándo el Valle de México podría llegar a su “día cero”, es decir, el momento en el que se quedaría sin suficiente agua para satisfacer las necesidades básicas de los 22 millones de personas que conforman su población.
“Ya veníamos de tres años de sequía por el fenómeno ‘La Niña’, y ahora con ‘El Niño’ [que comenzó en junio de 2023] no se produjeron las lluvias que se esperaban desde enero a la fecha, por lo que tenemos un déficit de precipitación en casi todo el país de 41,4%”, explicó la meteoróloga Christian Domínguez Sarmiento. “Esto es inusual y hace que estemos en aprietos”, agregó.
Esta situación climática hizo que el sistema de presas Lerma-Cutzamala, uno de los que abastecen de agua a la ciudad de México y su zona metropolitana, no pudiera almacenar el agua necesaria y esté en la actualidad a solo el 37% de su capacidad cuando históricamente en esta época estaba al 70%.
La escasez en estas presas, ubicadas en Estado de México y Michoacán, hizo que las autoridades redujeran progresivamente en los últimos dos años el volumen de agua que éstas entregan al Valle de México, pasando de 14,8 metros cúbicos por segundo a solo 8 en la actualidad.).
Sin embargo, es importante destacar que el Lerma-Cutzamala aporta poco más de la cuarta parte del agua que se consume en Ciudad de México y su área metropolitana. Otro 5% viene de los ríos y manantiales que se encuentran en el valle, mientras que la gran mayoría -más de dos terceras partes del total- proviene de los pozos que extraen agua de los mantos acuíferos. Y, aunque la mayor crisis actual se centra en la gran escasez visible en las presas, también el agua subterránea se ve afectada por la falta de lluvias, las cuales son necesarias para su recarga.
Paradójicamente, el problema de Ciudad de México a lo largo de la historia no fue la falta de agua sino las inundaciones, al haber sido construida sobre un antiguo lago y estar rodeada de montañas. Para hacer frente a ese riesgo, con el paso de los años se construyeron artificialmente un conjunto de salidas para el agua de la cuenca y el secado de los lagos, hasta que en el siglo pasado se procedió al entubado de los ríos.
Lo cierto es que, en la actualidad, la infraestructura para abastecer de agua a una población que no deja de crecer es totalmente insuficiente y presenta grandes deficiencias. “Hoy, el 40% del agua se pierde en fugas en las redes de distribución. Y el mismo sistema Cutzamala se planeó para un horizonte de 20 años y sigue operando después de 40, sin darle un mantenimiento mayor acorde a las necesidades”, ejemplificó Arriaga.
En los problemas y daños que presenta la infraestructura subterránea del agua tiene también que ver el hecho de que el Valle de México sea tan vulnerable a los sismos y sufra constantes cambios y movimientos en el suelo.
Sin olvidar el hundimiento que presenta Ciudad de México, motivado en parte precisamente por el agua que se extrae del acuífero y que hace que los suelos se compacten y aumente la velocidad de dicho desplome.
Pese a ser un problema histórico, fue en las últimas semanas que comenzó a escucharse con fuerza el concepto de un hipotético día cero. Entre las primeras menciones se encuentra una iniciativa presentada hace tres años en el Congreso de la capital, que asegura que este hito podría llegar en 2028 citando como fuente a Naciones Unidas.
Sin embargo, no se especifica en qué documento o declaración del organismo internacional se anunció dicha estimación. Pero la previsión más replicada en medios y redes sociales fue la del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), por la que el día cero podría llegar este mismo 26 de junio de 2024.
“El Cutzamala aporta a la zona metropolitana solo la cuarta parte del agua y se están haciendo obras complementarias como perforación y rehabilitación de pozos, de plantas potabilizadoras. Por eso no se prevé que llegue un punto en el que la ciudad no tenga agua”, aclaró dicha fuente.
Otra voz crítica recurrente sobre este punto fue José Luis Luege, extitular de Conagua y ahora parte del equipo de la candidata presidencial de la oposición Xóchitl Gálvez, quien aseguró en varias entrevistas que incluso en abril podría haber ya muy poca disponibilidad para bombear agua hacia el Valle de México.
Los expertos coinciden en descartar que exista un momento cercano en que la capital mexicana pueda quedarse sin agua, aunque subrayan la gravedad de la situación actual. “Hablar de ese día cero e incluso ubicarlo en junio es una irresponsabilidad porque lo que se está viendo ahora más afectado es el sistema Lerma-Cutzamala, pero seguimos teniendo el abastecimiento acuífero”, señaló Arriaga.