“Cuando, al final de un partido entre los equipos AS FAR1 y Assa Zag2, vi a los niños correr hacia las futbolistas para pedirles autógrafos, entendí que el fútbol femenino había ganado popularidad y que ya no estaba marginado”, cuenta con emoción Leila El Yousfi, coordinadora del programa de estudios deportivos de Marruecos.
De hecho, se está produciendo una auténtica revolución social en el país con el auge de las Leonas del Atlas, la selección nacional de fútbol. Con su notable trayectoria en competiciones como la Copa Africana de Naciones de 2022 y el Mundial de Australia de 2023, se han ganado el respeto en todo el mundo y han generado el interés por el fútbol femenino entre los aficionados marroquíes.
En los últimos años, el país ha adoptado medidas muy audaces al invertir masivamente en el fútbol femenino. El presupuesto anual se ha multiplicado por diez. Han puesto en marcha programas de desarrollo para animar a las jóvenes a implicarse en el deporte y se han creado planes de estudios deportivos para sentar las bases de una estructura sólida en el fútbol femenino.
El ‘Año I’ del fútbol femenino marroquí comenzó en 2014 con el nombramiento de Fouzi Lekjâa al frente de la Real Federación Marroquí de Fútbol.
“Cuando la federación comenzó a impulsar el fútbol femenino aún se consideraba ‘fútbol diversificado’, al igual que el fútbol sala y el fútbol playa. Le propuse al presidente de la federación crear una comisión dedicada solo al fútbol femenino, aceptó y decidió organizar el fútbol femenino igual que el masculino. También creamos un campeonato sub-17 en 2016 y un año después lanzamos el primer plan de estudios deportivos para el fútbol femenino, con la valiosa ayuda de Leïla El Yousfi”, indica uno de los artífices de la reforma, Nasser Larguet, exseleccionador nacional de Marruecos.
Se pusieron en marcha así los primeros programas de estudios deportivos en las ciudades de Rabat y Saïdia, cursados por varias decenas de jóvenes marroquíes. Desde entonces, el número no ha hecho más que crecer a medida que el programa es adoptado por diferentes clubes de fútbol regionales del reino.
Según Ghizlane Chebbak, centrocampista del AS FAR y jugadora de selección nacional, la creación de planes de estudios deportivos ha animado enormemente a las jugadoras a desarrollar su talento. “También permitimos a las mujeres acceder a la formación como entrenadoras de alto nivel junto a los hombres”, añade Nasser Larguet. De hecho, ahora muchas jugadoras entrenan equipos de fútbol, como la ex internacional marroquí Lamia Boumahdi, a la cabeza del club TP Mazembe en el Congo desde marzo de 2023, con el que ha ganado la liga nacional.
A partir de agosto de 2020, el fútbol profesional femenino se convirtió en un asunto de interés nacional. Concretamente, la federación se ocupa de cubrir las necesidades materiales de los clubes, incluidas las equipaciones, los balones y los vehículos de transporte. También paga los salarios de las jugadoras de primera y segunda división, que cobran 3.500 y 2.500 dirhams al mes respectivamente (320 y 230 euros aprox.). El objetivo es llegar a 90.000 jugadoras y 10.000 entrenadoras este año.
“La estrategia de Marruecos está dando sus frutos. El éxito del fútbol femenino reside en una política deportiva eficaz, de formación y de ayudas económicas. Esto anima a las familias a dejar jugar a sus hijas. Ya no existen barreras psicológicas porque se reúnen todas las condiciones para permitir a las jóvenes marroquíes seguir una carrera profesional en el fútbol”, afirma Leïla El Yousfi.
El éxito de las Leonas del Atlas ha tenido un impacto significativo en la mentalidad de Marruecos, contribuyendo a un cambio gradual en la percepción del papel de la mujer en el deporte.
Los medios de comunicación también han ayudado a dar visibilidad a la selección femenina. Le dan tanta importancia como a los Leones del Atlas, el equipo nacional masculino, que logró la hazaña de llegar a las semifinales del Mundial de Qatar 2022.
De hecho, la selección femenina es hoy un modelo para muchas jugadoras en Marruecos y en el extranjero, demostrando que el talento, la determinación y el trabajo trascienden las barreras de género.