El presidente sin tierra

El País 14 de febrero de 2024
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Un rasgo al menos curioso de este corto ciclo político es que Milei, hasta acá, visitó más países que provincias. El presidente sin tierra parece querer apoyarse en la tierra de afuera. No solo hoy, pasó durante la campaña, donde ganó provincias que ni pisó.

La paradoja es que el inesperado ambacéntrico Milei ganó en casi todo el país, casi sin necesidad de abandonar la ciudad de Buenos Aires y los mandatarios provinciales de la vieja oposición al peronismo, comparten votos con el mismo que los señala como traidores. 

Medio perdida por la nueva polarización, la burocracia política de centro no entiende a Milei. Los desertores de la ancha avenida del medio quieren domesticarlo y Milei los apunta como traidores sin reconocerles su eterna vocación colaboracionista. Tal vez, esperen demasiado del presidente. Mas amor propio.

El malestar social puede ser difuso, pero ahí está. Se experimenta una especie de desquicio general y una oleada indeterminada de ansiedad. A la hora de gobernar, cuando la política sale del discurso y se sustancia en medidas de gobierno. Es allí donde sale del ring Laclau, para recordar una sentencia: no hay hegemonía sin economía.

Claro, el affaire del gobierno con su caída ley Ómnibus, coloca a muchos en la arrogancia clásica de darle la bienvenida de la política a un presidente y su equipo de inexpertos. Sin embargo, el anterior gobierno, el del Frente de Todos, también fracasó, y justamente en nombre de esa política clásica. Al presidente operador, al volumen político de gobernadores, al mueve la la dama, les ganó Milei.

Podríamos decir que en Argentina todas las fuerzas comparten que es más fácil ganar elecciones que gobernar y que finalmente se vota cada dos años no sólo porque así lo dice la ley, sino también porque a los gobiernos no se les ocurren mayores logros de gestión que el logro electoral.

Milei quiso romper la inercia de estos años, la de gobernar sin transformar, con un menú ansioso, crepuscular, una tormenta del desierto que incluía hasta el debate por el uso de la toga. Si no es todo, es nada. Y fue nada. Sabemos qué modelo quiere Milei. Lo que no sabemos es con qué gobernabilidad. La gira que acaba de hacer le puede haber servido para tomar distancia de los problemas que lo esperan y redimirse por un rato de sus pecados.

El Papa lo recibió con una dedicación especial, como si nunca lo hubiera insultado y buscó interceder como una palabra no contaminada por la disputa doméstica. A la situación social agravada por el ajuste monumental, el eje de la preocupación del jesuita, se le suma un motivo personal. Francisco quiere venir a la Argentina, es pura especulación, pero es así. Sería su aporte final a una etapa histórica de su pontificado.

Aunque la cosecha promete y resiste por ahora la ola de calor, en Washington temen que el campo esté preparando el escenario para volver a liquidarla de a cuentagotas, mientras financian la próxima siembra con préstamos en pesos a tasas menores que la inflación.

Según Analytica, en marzo, la inflación acumulada será del 80%, un ataque directo contra la base de la población, incluidos millones de votantes del oficialismo. La pérdida de poder adquisitivo es superior a la que se dio durante todo el gobierno de Macri. Titulado "Una economía con nuevos ganadores y perdedores", el informe de Analytica indica que el cambio de régimen beneficia al agronegocio y a los empresarios de la minería, la energía, el software y algunas industria de base como el aluminio y la siderurgia. Todos tienen grandes nombres propios. Entre los que pierden, está el resto de la actividad industrial, el comercio y la construcción, atados a un mercado interno que se cae bruscamente.

El problema es que sin la ley ómnibus, el déficit financiero cero que le prometió Caputo al FMI depende aún más de la motosierra sobre el gasto. Antes de renunciar al capítulo fiscal esperaba incrementar los ingresos en un 1,5% del PBI al reponer el impuesto a las Ganancias, subir las retenciones y cobrar por adelantado Bienes Personales. Medio punto lo recuperó con la actualización del impuesto a los combustibles, al costo de volver a fogonear la inflación. El punto restante es el que empezó a descargar sobre las provincias con la eliminación del Fondo de Compensación del transporte público. 

Lo que el Fondo no es posible es que se pueda sostener en el año el recorte inédito del 37% que hicieron en enero en términos reales. Es el promedio con picos del 70% para obra pública, 41% para programas sociales y 43% para jubilaciones.

El establishment mantiene su apuesta por Milei, pero empieza a medir los riesgos y a hacerse a la idea de una tutela más estricta de Macri. Siempre, cómo ayer, el mayor activo del gobierno es todavía el rechazo a lo anterior, algo que no dura para siempre, pero no se vislumbra, hoy, al presidente capitular y ceder poder.

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