Saqueo en sequía, sin agua en Montevideo

El mundo 05 de junio de 2023
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Montevideo se enfrenta a una crisis nunca vivida donde la salinidad del agua se mantiene pasados los meses y los niveles de cloruro y sodio duplican con holgura el estándar de la Organización Mundial de la Salud. Carlos Santos, antropólogo eintegrante de la Comisión Nacional en defensa del agua y de la vida, lo resume en una frase: “Uruguay, primer país del mundo en incluir por iniciativa popular el derecho humano al agua en su constitución, acaba de tomar una serie de medidas que determinan la no potabilidad del agua del sistema metropolitano”.

El pasado 5 de mayo de 2023 el Ministerio de Salud Pública “firmó el acta de defunción del agua potable pública”. En un contexto de sequía y escasez de agua en el arroyo Santa Lucía que abastece a Montevideo, el gobierno decretó que empezaría a extraerse agua del río de la Plata. Además de al sistema metropolitano, esta situación afecta a la costa del departamento de Canelones y a la ciudad de Minas, ya que el arroyo abastece de agua a una de cada seis personas uruguayas.

El país carece de la infraestructura necesaria para la desalinización, por lo que el agua distribuida por la empresa pública, OSE, contiene niveles de sodio y cloruro de alrededor de 450 y 700 mg/litro respectivamente, cantidades que doblan las recomendadas por la Unidad Reguladora de los Servicios de Agua y Energía (URSEA), en relación a las normas UNIT y a organismos de referencia internacional como la EPA o la APHA. S

El problema es que esta situación no la solucionará la lluvia, razón por la que una de las consignas en las concentraciones es “no es sequía, es saqueo”. En una situación de sequía inédita, se ha permitido que las empresas forestales disminuyan la capacidad de las cuencas a la mitad. UPM es una compañía de origen finlandés que se dedica a la creación de pasta celulosa.

Tiene 250 mil hectáreas de cultivo de eucaliptos, una cuarta parte del territorio, y está instalada en el país desde la década de los noventa. En Uruguay opera como Forestal Oriental S. A. Su primera fábrica de celulosa está en marcha desde el año 2007 en Fray Bentos en la frontera con Argentina.

De hecho, en su momento supuso un conflicto binacional entre ambos países, con gran respuesta de los movimientos ambientalistas. Este caso terminó en la Corte Internacional de la Haya.
Además, el principal inversor de esta empresa es el Estado Finlandés.

La planta de Fray Bentos llega a utilizar un millón de metros cúbicos de agua al día por los que no se paga, lo que supone una huella hídrica mayor que la de toda la población del país. “Estas acciones son de corte colonial”, dice

Frente a esta situación, el Ministerio de Salud Pública advierte de la necesidad, “en caso de ser posible” de tomar agua embotellada para personas hipertensas, con patologías cardíacas o renales. Se recomienda atención a las actividades cotidianas del uso del agua, al ahorro individual. Estas restricciones de uso no controlan ni incluyen a los grandes usuarios de agua en el país: las empresas embotelladoras, las industrias o el agronegocio.

Varey Viera, militante de la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios de Uruguay) e integrante de la Coordinadora por el agua y la vida puntualiza que “no es una crisis hídrica, sino ecopolítica” donde “la injerencia de las multinacionales en el territorio nos lleva a una situación donde el agua, un derecho y una necesidad básica, se ve afectada”. No se trata de los conocidos fenómenos meteorológicos del Niño y la Niña, que dan paso a la sequía que afecta al cono sur latinoamericano, sino que se suma el uso masivo y continuado de los reguladores del medio, como los humedales, para la producción de arroz, maíz o soja junto con una política de estado que ha permitido el desarrollo de los monocultivos y la acción empresarial extractiva. Por esto Viera habla de saqueo, “todo esto se da por la producción de recursos o injerencia de multinacionales para generar dinero sin importar el bienestar de la población, un robo a nuestros recursos naturales. Es parte de la política neoliberal del Estado”.

“No es una crisis hídrica, sino ecopolítica” donde “la injerencia de las multinacionales en el territorio nos lleva a una situación donde el agua, un derecho y una necesidad básica, se ve afectada” 

La población contesta. Estas dos últimas semanas, cada día, han tenido lugar diversas acciones autoconvocadas. Viera explica que “la población ha reaccionario mediante acciones sin una organización central que dirija la convocatoria” consiguiendo así la “descentralización de las acciones”. De esta forma, se ha consolidado la Coordinadora por el agua y la vida, presente de diversas formas en los distintos barrios: cortes de rutas y calles, manifestaciones coordinadas con el movimiento sindical, conciertos y toques de música, murales… son solo algunas de las acciones que se siguen llevando a cabo. La reivindicación, tal y como dicen los cánticos que se escuchan en las concentraciones, es tan simple como que “agua queremos tomar, que salga limpia de la canilla”.

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