El aniversario de los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner el próximo 25 de Mayo parece operar en el universo del Frente de Todos como una bisagra sobre su futuro electoral. Las expectativas tocan los extremos: desde que el escenario en la avenida 9 de Julio sea la plataforma de lanzamiento de Cristina hacia la tercera aventura presidencial o bien un renunciamiento histórico. O quizás, un detalle de cuál debe ser la estrategia para este proceso electoral. Con o sin ella en la boleta. Con o sin definiciones tácticas.
La vice que ya avisó que no iba a competir cuando fue condenada en la causa Vialidad, juega a la incógnita. Por lo pronto, el operativo clamor está en marcha.
“Creo que el 25 de Mayo se va a hacer el acto en la 9 de julio, y Cristina va a estar y va a decir que va a ser candidata”, afirmó el diputado Eduardo Valdés durante el fin de semana. Sonó más como un pedido público que como una certeza. Pero, hay que admitir que aquel la conoce, la acompañó en sus indagatorias y además goza de una relación personalísima con el Papa Francisco. El tema sería por que adelantarse y para que ser candidata. No cierra.
Hay razones para pensar que Kicillof, Massa y “Wado” de Pedro pueden hacerlo. Y una carta que sea novedosa, que siempre tiene a mano antes de una elección. El factor sorpresa, un candidato o candidata con prestigio, fuera del círculo del poder, que no sea de la casta. Cristina, dicen se reúne con el matemático y director de Fundar Sebastian Ceria. Ese perfil, puede ser. No necesariamente la persona.
Cristina no va a jugar, entendemos. Esa sentencia sobre el futuro electoral abre un sin número de especulaciones sobre para qué se subiría a un escenario en la avenida principal de la ciudad de Buenos Aires. Siempre que sea eso así. Que Cristina no sea la candidata a presidenta del Frente de Todos que pronto cambiará el nombre.
Cristina puede terminar de dos maneras. Con una derrota en las urnas o haciendo un renunciamiento ante las masas y hacia Massa. El plan, originalmente así pensado, puede fallar, hace agua con los precios y el dolar y se ve difícil hoy. Acaso los triunfos de los oficialismos provinciales los dos últimos domingos le dieron esperanza al Gobierno, pero es complejo transpolar la realidad local a la nacional.
Si Cristina termina inclinándose por Massa, deberá hacer sus malabares para quitarse de encima la espada de Damocles de la inflación. Se está quedando sin nafta. Si no juega, porque la economía no da, la pregunta es quien jugará…
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