La espectacular corona que será usada solo una vez

Tendencias 04 de mayo de 2023
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A mediodía del 6 de mayo, la histórica corona de San Eduardo será colocada sobre la cabeza del rey Carlos III como parte de un ritual de coronación que se remonta siglos. Pero solo la portará menos de una hora y jamás lo volverá a hacer.

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Aunque Carlos se convirtió en rey inmediatamente tras el fallecimiento de su madre, la coronación es un rito antiguo que simboliza el inicio de su reinado. Y ahí se dará una oportunidad de verla ya que solo se usa durante las coronaciones.

De oro sólido de 22 quilates, la corona de 360 años de antigüedad mide más de 30 cm y pesa casi 2,23 kg. Eso equivale a un melón o una botella de agua de dos litros.

La reina Isabel II fue la última monarca en lucir esta corona de San Eduardo, en su coronación en 1953. Cuando lIsabel II volvió a llevar la corona años más tarde para un documental, preguntó: "¿Aún pesa tanto?". Y al levantarla confirmó que era tanto como recordaba.

La corona tiene 444 joyas y piedras preciosas, incluyendo valiosos zafiros, rubíes, amatistas y topacios. Aunque la mayoría son aguamarinas de color azul claro y verde azulado. Están incrustadas en monturas de esmalte y oro.

Las piedras en la corona solían ser removibles y eran arrendadas especialmente para la coronación. No fue hasta el siglo XX cuando se incrustaron en la corona de forma permanente. La corona fue hecha para Carlos II en 1661. Toma su nombre de una versión mucho más antigua que pertenecía al rey y santo anglosajón Eduardo el Confesor. Él fue representado portando la corona y en el famoso Tapiz de Bayeux, tejido en el siglo X.

Se dice que la corona de Eduardo, considerada una reliquia santa tras su muerte, fue usada en las coronaciones de Enrique III y de otros reyes y reinas posteriores.

Pero fue fundida con otros tesoros reales por la facción parlamentaria de Oliver Cromwell en la década de 1600, después de la ejecución del rey Carlos I.

Tras la muerte de Cromwell y el regreso de la monarquía, el rey Carlos II comisionó un nuevo juego de joyas reales, incluyendo la corona de San Eduardo y una nueva corona de Estado (que luce puesta en la imagen arriba).

Se cree que la corona de Eduardo tenía pocas joyas. Pero la versión de Carlos II tenía diamantes y gemas de colores que arrendó especialmente del banquero privado y orfebre Robert Vyner por la gran suma de 500 libras esterlinas, según la historiadora de joyas de la corona Anna Keay.

Aunque fue fabricada en 1661, Carlos será sólo el séptimo monarca en portar la corona de San Eduardo.

Los sucesores de Carlos II, Jacobo II y Guillermo III, fueron coronados con la corona de San Eduardo. Pero a medida que los gustos cambiaron, esta quedó relegada y no se volvió a usar en coronaciones en más de 200 años, aunque sí se vio en muchas ceremonias como parte del despliegue real.

El rey Eduardo VII planeó usarla en 1902 y la mandó a restaurar, pero se enfermó antes de su coronación y en su lugar le colocaron la corona de Estado, más liviana.

Inspirado por Eduardo VII, Jorge V también optó por usar la corona, ordenando incrustar las piedras permanentemente, incluyendo decenas de aguamarinas.

Jorge VI siguió el mismo ejemplo y la reina Isabel II fue la última en lucirla cuando fue coronada.

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