

Un respirador y cuatro días de internación de un paciente en cuidados intensivos (UCI) con atención respiratoria mecánica (ARM) le cuesta al Estado un millón seiscientos mil pesos.
Eso es lo que donará Alberto Fernández al Instituto Malbrán para ser sobreseído en la causa que se le inició tras haber violado el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que él mismo había decretado durante el festejo de cumpleaños de su pareja, Fabiola Yáñez, en la quinta de Olivos en julio de 2021. La cumpleañera pagará un millón cuatrocientos mil, una cifra equivalente a 35 días de internación en UCI con ARM.
La fiscalía consideró “razonable” el último ofrecimiento de reparación integral presentado por el mandatario de $1.600.000 y solicitó al juez federal Lino Mirabelli, de San Isidro, que homologue el acuerdo. Antes deberá establecerse a qué institución médica será destinado el dinero. El fiscal Domínguez propuso en el dictamen que la donación sea para la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Doctor Carlos G. Malbrán”, como había ofrecido Fernández. El Presidente no está imputado por incumplimiento de deberes de funcionario público. No se juzga aquí la gestión de un gobierno, ni siquiera la gestión de la pandemia. Se evalúa en esta causa la realización de una conducta antinormativa. Frente al derecho penal, no tendría menos derechos que el resto de las personas por ser presidente de la Nación por lo que no está siendo juzgado en esta causa por hechos cometidos en el ejercicio de su función, sino en su vida privada.
Los montos de ambas reparaciones pueden impresionar, pero son nada, comparado con el costo que tuvo esa infidencia para el gobierno del Frente de Todos.
Muchos ponen ese hito (combinado con el affaire de las vacunas aplicadas discrecionalmente en el Ministerio de Salud que le costó el puesto a Ginés González García) como el punto de quiebre en el gobierno de Fernández. Unos meses después llegaron las elecciones legislativas y con sus resultados el inicio de la interna abierta de la coalición gobernante. Renuncias, cartas, más renuncias, más cartas, tuits, fotos, entrevistas y un sin fin de momentos que atizaron el fuego amigo hasta transformarlo en un verdadero incendio.