
Con la guerra, Alemania se interesa por el hidrógeno verde de la Argentina
Economía13 de mayo de 2022
A último momento, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, debió alterar su complicada agenda, más ajetreada todavía por la guerra de la casi vecina Ucrania, porque Alberto Fernández confirmó una semana antes que este miércoles iba a visitarlo en Berlín. Pero el sucesor de la democristiana Angela Merkel se hizo un hueco para recibir al Presidente porque la invasión iniciada en febrero por Rusia, proveedor de gas a Alemania y a otros países europeos, trastocó todo lo que tenía planificado cuando asumió en el cargo en diciembre.
De repente una relación bilateral que parecía acotada a la negociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se amplió por la posibilidad, aunque todavía lejana e incierta, de que la Argentina le provea a Alemania gas desde 2026 e hidrógeno verde desde 2030. El panorama cambió con la guerra y la decisión alemana y del resto de la Unión Europea de reemplazar en forma acelerada el suministro de petróleo y gas de Rusia por energía de otros orígenes. Además, el nuevo gobierno alemán incluye a Los Verdes, que abogan por una más rápida transición hacia las energías renovables y el abandono del crudo, uno de los principales causantes del cambio climático. La guerra acelera el proceso.
El gobierno de Scholz cobija la esperanza de intensificar el comercio energético con la Argentina porque necesita imperiosamente lo que nuestro país puede potencialmente proveerle. En realidad, ve que muchos países de Latinoamérica pueden mejorar el comercio y atraer inversiones a partir de la guerra de Ucrania, conflicto que colapsó el suministro de alimentos y energía en todo el mundo.
En Alemania se ufanan de que las empresas de su país -como Siemens, Volkswagen, Bayer, Merck o Mercedes-Benz- llevan décadas en la Argentina produciendo valor agregado, a diferencia de las de China, que recién llegaron en el siglo actual y con un especial apetito por las materias primas. Son décadas de inversiones, aunque también de escándalos de corrupción y desapariciones de obreros en fábricas. Pero ahora el interés apunta a un sector no tan explorado por Alemania en este país: la energía. Desde el gas, donde ya está Wintershall tanto en la Cuenca Austral (entre Santa Cruz y Tierra del Fuego) como en la Neuquina, hasta el hidrógeno verde, que se elabora a partir de parques eólicos que generan energía para separar las moléculas del agua marina.
Pero en el gobierno de Scholz saben que en la actualidad la Argentina necesita importar cada vez más gas de Bolivia, Estados Unidos o Qatar y apenas exporta excedentes en verano a Brasil y Chile. No desconocen que se requieren fuertes inversiones en gasoductos y en una planta de gas natural licuado (GNL) para embarcarlo hacia Alemania.
También el hidrógeno es un proyecto a largo plazo, aunque está más verde que el del gas, que ya se produce. El promocionado emprendimiento de la empresa australiana Fortescue en Río Negro cuesta US$ 8.400 millones y si se concreta, sólo comenzaría a producir en 2030. Menos ambiciosa, la norteamericana MMEX Resources anunció hace dos semanas otra iniciativa de US$ 500 millones en Tierra del Fuego con tecnología de Siemens.
En la UE, de la Argentina también interesa el litio, además del gas y del hidrógeno verde.Por lo pronto, no sólo Alemania sino el resto de la Unión Europea también busca reemplazar el suministro ruso. El bloque sondea en el corto plazo proveedores más fiables como Estados Unidos, Noruega o incluso el inestable norte de África. De la Argentina también le interesa el litio, además del gas y del hidrógeno verde. Pero en Bruselas, al igual que en Berlín, descreen del clima de inversión, temen por la elevada inflación y también recuerdan la expropiación contra Repsol. De todos modos, ven que otros países latinoamericanos se presentan menos fiables desde su punto de vista y citan no sólo a Venezuela sino también al México de Andrés Manuel López Obrador.