

Durante décadas, el impacto de un asteroide contra la Tierra ha sido un recurso habitual en el cine. Hoy la ciencia lo considera un escenario posible. Tras el éxito de la NASA en 2022, al modificar la trayectoria de un asteroide con la misión DART, China ha decidido dar un paso decisivo.
Los gobiernos asumieron hace tiempo que el riesgo de un impacto cósmico exige respuestas colectivas, porque ninguna nación puede aislarse ante una amenaza de tal magnitud. Los expertos advierten de que un asteroide en trayectoria peligrosa podría arrasar ciudades enteras o alterar la vida en el planeta, y solo una infraestructura global ofrecería una oportunidad real de evitarlo.
La idea de un país que actúe en nombre de todos ya no pertenece a la ficción, sino que forma parte de debates científicos y políticos. Dentro de esa lógica surgió un plan que coloca a China como protagonista en la construcción de una defensa frente a meteoritos.
Wu Weiren, diseñador jefe del programa lunar chino, explicó en la cadena CGTN que su país ejecutará una misión “de demostración de impacto cinético” para modificar la órbita de un asteroide. Esa iniciativa prevé el lanzamiento de dos sondas, una dedicada a observar de cerca el objetivo y otra destinada a colisionar contra él, con la expectativa de desplazar su trayectoria entre 3 y 5 centímetros.
Ese cambio sería suficiente para apartar al objeto de un rumbo peligroso a cientos de miles de kilómetros de distancia.
El interés no se limita a un único experimento, porque sus científicos trabajan desde hace años en un entramado tecnológico con tres ejes: alerta temprana, intervención en órbita y respuesta sistémica. La estrategia incluye telescopios terrestres y orbitales, además de simulaciones constantes de trayectorias con cohetes.
La base de datos de NASA en junio de 2021 registraba más de 26.000 objetos cercanos a la Tierra, con 2.185 catalogados como peligros potenciales, y afirmó que “hay miles de asteroides cercanos a la Tierra potencialmente peligrosos, y la cifra aumenta según abren nuevos telescopios de rastreo”.
El diseño contempla escenarios extremos. En 2022, la Academia China de Ciencias Sociales propuso el uso de cohetes de gran potencia y, en caso de objetos gigantes, soluciones con artefactos nucleares. Esa posibilidad se mantiene en la agenda como un último recurso.
La defensa planetaria, en palabras de Wu, necesita un abanico de métodos y un alto grado de automatización para responder en minutos desde la Tierra, el espacio o incluso la Luna.
El plan chino suma, además, proyectos paralelos que apuntalan su capacidad tecnológica. En mayo se lanzó Tianwen-2 con destino al asteroide 2016 HO3, cercano a la Tierra, con el propósito de recolectar muestras y viajar después al cometa 311P en el cinturón de asteroides.
Shan Zhongde, director de la Administración Nacional del Espacio de China, anunció que las muestras llegarán en dos años y permitirán estudiar la composición y la historia térmica del objeto, con un claro valor tanto científico como aplicado a la defensa planetaria.