

Llegaron dos vetos, a la ley de financiamiento universitario y emergencia pediátrica. El primero llegó en vísperas del día del maestro.
Se espera que lo mismo pase con la norma que impulsaron los gobernadores para garantizar los giros a las provincias.
La primera actualizaba los gastos de funcionamiento y los salarios de acuerdo a los índices oficiales de inflación y se proponía un incremento progresivo de la inversión en educación superior. El año pasado había vetado una similar y la norma no se pudo confirmar luego en el Congreso. La pediátrica obligaba al Ejecutivo a destinar fondos urgentes para el sector, con mejoras salariales y exenciones impositivas. Los trabajadores del Hospital Garrahan ya habían convocado a una medida de fuerza para mañana.
La decisión no sorprende, ya que Milei había ratificado que el rumbo económico no se negociaba, incluso tras la derrota del domingo.
En los fundamentos del veto a la Ley de Financiamiento Universitario, el Poder Ejecutivo sostiene que la ley aprobada por el Congreso carece de una fuente de financiamiento concreta y suficiente.
“Si hay veto, hay marcha”, habían advertido desde las universidades nacionales, así que se viene un nuevo plan de lucha para presionar al Congreso y que insista con la norma aprobada.
Mientras el oficialismo promete propuestas superadoras y la oposición se encamina para insistir, la pulseada recién comienza. Lo que está en juego no es sólo el financiamiento de universidades, la salud pediátrica y los fondos provinciales: sino la capacidad política de Milei de sostener su programa.