

Los primeros medicamentos dirigidos específicamente para retrasar el envejecimiento se están probando en dos grandes ensayos clínicos en Estados Unidos, pero no en personas.
Nuestras mascotas son la avanzada de la revolución biotecnológica para alargar la vida. Los dos mayores ensayos clínicos en animales compiten en Estados Unidos para conseguir una pastilla que aumente la longevidad de los perros y que permita desarrollar, en el futuro, un tratamiento en humanos.
El primer estudio, conocido como Stay está liderado por la empresa Loyal y consiste en la administración de una pastilla diaria a 1.300 perros con la participación de más de 70 clínicas veterinarias.
El segundo ensayo, TRIAD, se encuadra dentro del denominado Dog Aging Project y está administrando diferentes dosis de un inmunosupresor conocido como rapamicina a alrededor de 850 perros en ese país. Si se repite lo observado en ratones, las mascotas podrían aumentar sus vidas hasta en un 30%.
Los dos ensayos clínicos tienen una duración de cuatro y tres años, respectivamente, y están basados en estrategias diferentes. La pastilla de Loyal, llamada LOY-002, se administra a perros mayores,de 10 años en adelante, que pesen menos de 6 kg, y, según sus creadores, tiene beneficios en la longevidad similares a los de la restricción calórica. El proyecto TRIAD consiste en administrar diferentes dosis de rapamicina a perros más grandes, y en las primeras fases ya ha mostrado su seguridad y efectos beneficiosos en la función cardiaca.
Celine Halioua, fundadora de la startup de biotecnología con sede en San Francisco, es luna emprendedora que ha conseguido una inversión de 150 millones de dólares. En su brazo tiene tatuados un nemátodo, un ratón y un perro, que reflejan su obsesión por la investigación en envejecimiento.
El responsable del Dog Aging Project, Matt Kaeberlein, es un investigador de la Universidad de Washington y su proyecto es académico y sin ánimo de lucro. Su motivación llegó mientras investigaba los efectos beneficiosos de la rapamicina en ratones.
Los científicos están poniendo atención e interés en el ensayo con rapamicina de TRIAD. Esta sustancia, llamada así porque se descubrió por primera vez en una bacteria que se encuentra en el suelo de la Isla de Pascua (Rapa Nui), tiene propiedades inmunosupresoras y se emplea para evitar el rechazo de órganos trasplantados, especialmente de riñón.
“La rapamicina influye en múltiples procesos que tienen un papel en la biología del envejecimiento”, explica Kaeberlein. “El más obvio es que se trata de un inhibidor de la proteína mTOR, lo que lleva a una disminución de la inflamación crónica, lo que llamamos inflamación estéril, propia de la edad avanzada”.
Los perros del ensayo clínico TRIAD recibirán placebo o rapamicina durante un año y después habrá un seguimiento de dos años. Como algunos animales ya han completado el año sin presentar efectos adversos, los investigadores tienen mucha confianza en su seguridad. Y no solo eso: también han visto efectos positivos.
La corta vida de los perros ha sido un factor determinante para elegirlos como modelo, ya que permiten probar la eficacia de un tratamiento en mucho menos tiempo.
Los científicos que estudian el envejecimiento en humanos ven estos dos experimentos con muy buenos ojos, porque les permitirán conocer los efectos de estas dos estrategias de manera sencilla y directa. “Los ensayos con perros tienen varias ventajas”, asegura Manuel Collado, investigador experto en envejecimiento del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). “Viven en nuestro mismo entorno, muchas veces con hábitos y costumbres muy similares a las de los dueños, y se trata de una población genéticamente muy heterogénea, como ocurre con la población humana”.
Es una situación más cercana a la realidad humana, más sencilla, de la que podemos aprender mucho y beneficia potencialmente a los animales, pero también a nosotros.
“Hace tiempo que se sabe que la rapamicina tiene efectos en animales, es uno de los fármacos más prometedores que se conocen para controlar los efectos biológicos del envejecimiento”, asegura Salvador Macip, catedrático de medicina molecular en la Universidad de Leicester.
“Pero este es también el talón de Aquiles de la rapamicina, porque según la dosis, es un inmunosupresor. Esto hace que sea demasiado arriesgado usarlo en personas de una manera crónica”, advierte. “Por no hablar de que el envejecimiento en perros se parece al nuestro, pero no es exactamente igual”.