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Muchos creen que el fuego es eterno. Hoy quema. En el boxeo cuando boxeo entra una mano, entran todas, aunque eso no basta para una estrategia para el país, en la vereda de enfrente. Pero parece que en este país, los tiempos siempre se acortan
Según The Solana Post, $LIBRA fue comprada por 74.698 personas que perdieron un total de US$286 millones y el 95,6% eran pequeños inversores que habían invertido menos de US$10.000.
El tuit del presidente de la noche del viernes deja todos los dedos pegados en relación a un posible esquema Ponzi, justo la semana en que quería ficha limpia. Y el primer intento de solución está a la altura de su visión del mundo: así como muchas veces cree que con tuitear algo alcanza, ahora supone que con borrar el tuit se borra la estafa. Lo que muestra su mala praxis, es la velocidad con que se quieren obtener resultados, bajas o subas de algo y ya se superan los límites institucionales.
Como con la inflación, dólar atrasado, argentinos caídos en el camino para lograr el superávit momentáneo y un país caro, pero sin productividad. Ficción en tiempos de ajuste del INCAA.
Siempre es la economía. La democracia nos dio derechos, símbolos, prestigio, las abuelas, libertad pero nos empobrecimos.
Milei vino a romper esa inercia y enfrenta a una oposición con vacío. Al cambio, se lo enfrenta con cambio o nada.
La frase del respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo que recitaba, fue su mejor versión después de tantos años de progresismo conservador, en un país incapaz de resolver nada que convirtió en batalla cultural todo.
El Estado no podía hacer una economía duradera y sin perdedores, pero cobijaba de muchas formas alguna ficción de unidad y reencuentro. Milei vino sin promesas de amor, con un estilo que extrema hasta límites nunca vistos, el extasis por el conflicto, por hacer de cada tema debates, por romper consensos ya derrotados, sabiendo que patea en el piso al progresismo que está agotado hace tiempo.
Tiene un problema insalvable, él mismo. Hace meses que no sabe cómo controlarse frente a una sociedad que pacientemente aceptó sus reglas. Porque eso votó.
Pero, como todo, tiene fecha de vencimiento. Más temprano que tarde agotará este Milei que no descansa el personaje, sus guerras, que a nadie deja en paz. En la virtud está el defecto.
Pero este verano el estilo fue muy lejos. Empezó en Davos, terminó en twitter. El fraude lo daña en varios ámbitos a la vez, pero fundamentalmente en su pago chico del mundo cripto, el criptoanarquismo, que se mueve al margen de toda regla.
Cambiamos un clima sofocante por otro nuevo. Libertad con correa. No hubiera habido estafa, ni damnificados de todo el mundo, sin su participación estelar. Pero Milei no la vio. Fin.