La avanzada conservadora

Sociedad Hace 6 horas
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Subidas al clima de época empresas como Meta, Disney, Walmart y McDonald 's se posicionan en la agenda de inclusión y diversidad.

La energía masculina creo que es buena, pero la cultura corporativa viró hacia una cosa más castrada, dijo  Mark Zuckerberg, CEO de Meta, en una entrevista en el podcast The Joe Rogan Experiencie. “Es bueno que una cultura celebre un poco más la agresividad”.

Meta, cómo otras corporaciones, son algunos de los nombres más conocidos entre las empresas estadounidenses que, en sintonía con Donald Trump, se posicionan públicamente contra la agenda de diversidad, equidad e inclusión.

DEI son las  siglas que obsesionan. La lucha por una sociedad más igualitaria se convirtió en un punto clave de la llamada guerra cultural, lo cual es grave si tenemos en cuenta que el mundo es ese lugardonde todavía abundan los desequilibrios de poder.

El término DEI se remonta a los Estados Unidos de los años 60, cuando se usó para englobar a todos los programas contra la discriminación por motivos de género, religión, discapacidad y orientación sexual.

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Además de los cambios en la moderación, Meta también está llevando a cabo cambios internos. Comunicó a sus empleados que suprimirá el equipo de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) de la compañía. Este tenía como objetivo promover la diversidad y la integración, garantizando que las personas de todos los orígenes, identidades y perspectivas se sientan valoradas y puedan prosperar.

La eliminación va aparejada de la derogación de las políticas que velan porque los procesos de contratación de la corporación sean inclusivos, así como de todas las reglas por la paridad racial o de género para los puestos directivos. Tampoco le exigirá a sus proveedores ninguna condición en este sentido como venía haciendo hasta ahora.

En un memorando interno publicado por Axios y confirmado por varios medios, Meta reconoce que los equipos diversos “son mejores para innovar, resolver problemas complejos e identificar nuevas oportunidades”. Pese a ello, impone los citados cambios “dado el cambiante panorama jurídico y político”. “El término 'DEI' también ha adquirido un carácter controvertido, en parte porque algunos lo entienden como una práctica que sugiere un trato preferencial a algunos grupos sobre otros”, justifica.

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Disney, en diciembre de 2024, dio a conocer que iba a eliminar la trama transgénero su nueva serie, Win or Lose. Su CEO Bob Iger, dijo que la empresa ya no hará “activismo político” y comunicó en su último informe a los accionistas que sus negocios “dependen sustancialmente de los gustos y preferencias de los consumidores, que cambian de manera a menudo impredecible”. 

Se trata de una política que ya han llevado adoptado otras multinacionales estadounidenses. Ford, Walmart o Boeing también han suprimido este tipo de equipos de equidad interna, muy criticados por el trumpismo.

McDonald’s anunció que, tras una auditoría de derechos civiles y el fallo de la Corte Suprema en el caso Harvard, evaluaron el impacto legal en sus políticas y comenzarán a enfocarse más en la “inclusión” que en la “diversidad”. Eliminaron objetivos específicos de diversidad en sus niveles de liderazgo sénior y un programa que alentaba a sus proveedores a realizar entrenamientos de diversidad y a aumentar la representación de grupos minoritarios en sus equipos directivos. 

Walmart comunicó que no renovaría su compromiso de cinco años con un centro de equidad racial que se creó en 2020 después del asesinato de George Floyd y que deja de participar en el Índice de Igualdad Corporativa de la Human Rights Campaign. Además, la compañía decidió dejar de dar prioridad a los proveedores en función de la raza o el género.

Son marcas con un patrón parecido, de hombres y tradicionales americanas que adoptan, al igual que Trump, posiciones de igualdad y meritocracia más allá de la etnia. Ese es el mensaje que al final siempre termina siendo económico”

Cuando los estadounidenses acudieron a las urnas, entre sus principales preocupaciones estaban la inflación, la inmigración y los derechos reproductivos, según las encuestas. Pero en el aluvión de decretos de la primera de Donald Trump en el cargo se metió de lleno también el ataque a las medidas antidiscriminación, que en el mundo se usan cada vez más como arma política.

En 2022, la consultora McKinsey & Company publicó que las empresas con política de diversidad, inclusión y equidad eran más capaces de responder a los desafíos, de captar a los mejores talentos, y de satisfacer las necesidades de diferentes tipos de clientes. La diversidad les permitía encontrar el talento dondequiera que estuviera. La equidad y la inclusión les ayudaba a minimizar la rotación de los empleados, reduciendo así los gastos de contratación y formación.

El hallazgo de McKinsey se confirmó con otro informe de 2020 que analizaba el desempeño de 1.000 empresas estadounidenses y constataba cómo las empresas con mayor diversidad étnica y de género tenían una mayor probabilidad de superar a sus homólogas.

La diferencia era notable: la diversidad de género mejoraba en 25% la probabilidad de tener más beneficios, mientras que la diversidad étnica la aumentaba en un 36%.

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Ken Frazier fue el primer director negro de una gran farmacéutica, en este caso de Merck, entre 2011 y 2021. “Las medidas DEI sirven, en el mejor de los casos, para desarrollar el talento, medirlo de forma justa, y encontrar el talento oculto y el desfavorecido, en un mundo donde no todos tienen las mismas oportunidades de mostrar sus capacidades”, dijo.

En un sondeo que el Pew Research Center hizo en Estados Unidos en 2023, un 60% de los encuestados dijo que ser blanco ayudaba a salir adelante en el país, y un 42% dijo que ayudaba mucho. Para la mayoría de los encuestados, ser mujer, latino o asiático era más perjudicial que beneficioso.

Con los conservadores en guerra contra las medidas DEI, empresas como Meta [dueña de Facebook], McDonald's y Amazon figuraban entre las muchas que dan marcha atrás en sus políticas para mejorar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo. Sus declaraciones ocultan el hecho de que gran parte del sector privado sigue rezagado en lo que se refiere a inclusión y diversidad.

El año pasado, solo 28 de las 500 mayores empresas del mundo estaban dirigidas por mujeres. De las 500, solo ocho estaban dirigidas por personas negras (el 1,6% del total).

Aunque en menor medida que en EEUU, el debate sobre la diversidad y el rechazo a todo lo que se considere woke lleva años como un tema entre la clase política europea.

En Reino Unido, las personas negras ocupaban en 2019 solo el 1,5% de los 3,7 millones de puestos directivos que había ese año,, incluyendo el sector público y el privado.

En Hungría, el primer ministro, Viktor Orbán, prohibió que las universidades impartieran estudios de género con el argumento de que las personas nacen hombres o mujeres.

Un debate que se aproxima a estas tierras y no está saldado.

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