Trump se reunió el martes con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la Casa Blanca. Tras el encuentro, afirmó que EE UU “tomará el control” de la Franja y la población palestina tendrá que marcharse a otros países para que EE UU pueda reconstruirla de forma que sea la “Riviera de Oriente Próximo”.
Antes de reunirse declaró que los palestinos no tienen más alternativa que dejar la Franja de Gaza, que se convirtió en una “gran pila de escombros” después de 15 meses de guerra, en los que murieron más de 47.500 personas.
La comunidad internacional se opone a la expulsión de la población de la Franja porque vulnera el derecho internacional. La ministra alemana de Exterior, Annalena Baerbock, considera que el plan de expulsar a los gazatíes de la Franja es “inaceptable” y vulnera el derecho internacional. El desplazamiento forzoso de los palestinos causaría “más sufrimiento y odio”. “Gaza, así como Cisjordania y Jerusalén Este, pertenece a los palestinos”, dijo.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, dijo que Gaza es “parte integral” del Estado palestino. Egipto cree en la importancia de reconstruir la Franja de Gaza, pero “sin que los palestinos abandonen” el enclave, según ha explicado el ministro de Exteriores de El Cairo. También China ha mostrado su oposición a la propuesta y reiteró su defensa de la solución de los dos Estados para la cuestión palestino-israelí.
El plan de que Estados Unidos "tome el control de Gaza", anunciado por el presidente de EE UU, Donald Trump, podría representar un paso más hacia el principio del fin del Derecho Internacional. De hacerse realidad sentaría además un peligroso precedente frente a otros Estados que ocupan territorios ajenos.
Gaza es un territorio ocupado por Israel desde 1967, según sucesivas resoluciones de Naciones Unidas. Esa condición no requiere de una ocupación militar constante ni de la presencia de colonos israelíes en Gaza, sino solo de un “control efectivo” del territorio. Israel controla desde hace 57 años los seis puestos fronterizos del enclave, la entrada y salida de mercancías, el tránsito de personas y su espacio aéreo y marítimo. En Gaza, la moneda es el shekel israelí.
Ni Estados Unidos ni Israel, como potencia ocupante, pueden en ningún caso desplazar legalmente a la población palestina.
Los artículos siete y ocho del Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional definen además ese traslado forzoso como crimen contra la humanidad y crimen de guerra.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Volker Türk, se opuso hoy a la propuesta recordando que “toda deportación o transferencia forzada de personas sin base legal está estrictamente prohibida”.
“El derecho internacional es muy claro, la autodeterminación es un principio fundamental y debe ser protegida por todos los Estados”. Los países árabes alertan del peligro de una limpieza étnica y del riesgo de inestabilidad regional que acarrearía.