El presidente brasileño, de 79 años, acudió la noche del lunes a un centro médico en Brasilia por “un dolor de cabeza” y, tras realizarle una resonancia magnética, le fue detectada “una hemorragia intracraneal”. Fue trasladado de urgencia a la ciudad de São Paulo, donde pasó por el quirófano para drenarle el hematoma detectado en la cabeza.
El parte médico dice que la cirugía se desarrolló “sin problemas” y Lula se encuentra “bien” en la unidad de cuidados intensivos.
El líder brasileño, de 79 años, acudió la noche del lunes a un centro médico en Brasilia por “un dolor de cabeza” y, tras realizarle una resonancia magnética, le fue detectada “una hemorragia intracraneal”.
El jefe de Estado fue entonces trasladado de urgencia a la ciudad de São Paulo, donde pasó por el quirófano para drenarle el hematoma detectado en la cabeza.
“La cirugía transcurrió sin problemas y, en este momento, el presidente se encuentra bien, bajo monitoreo, en una cama de cuidados intensivos”, señaló el centro médico.
El boletín especifica que la hemorragia es reflejo de la caída que sufrió en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña, en Brasilia, y por la que hubo que darle cinco puntos de sutura en la nuca.
Durante las siguientes semanas pasó por diversas revisiones sin mayores problemas, aunque los médicos le impidieron viajar en avión durante un tiempo por precaución. De hecho, tuvo que cancelar su viaje a Rusia, a finales de octubre, para participar en la cumbre del grupo de los BRICS.
Lula, en el poder desde el 1 de enero de 2023, viene de una intensa agenda de trabajo en noviembre y los primeros días de diciembre, después de ser el anfitrión en Río de Janeiro de la cumbre de líderes del G20 y viajar a Montevideo para la reunión semestral de presidentes del Mercosur.