Uno de cada tres argentinos tiene alta concentración de arsénico en el agua que utiliza para consumo

Sociedad El lunes
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Una reciente investigación concluyó que al menos 17 millones de personas en 12 provincias de Argentina están expuestas a una concentración de arsénico en el agua de consumo superior a la que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un compuesto contaminante con múltiples efectos sobre la salud.

El resultado de esta investigación, que se publicará en Water and Health (Agua y Salud) es alarmante: al menos 17 millones de personas están expuestas a una concentración de arsénico en el agua de consumo superior a lo que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El arsénico es un contaminante de origen natural debido a la erosión de las rocas en los acuíferos; también puede originarse, aunque en menor medida, de actividades realizadas por los humanos provenientes de procesos industriales como minería, fundición de metales, pesticidas, conservantes de la madera, etc.

Es, además, una de las diez sustancias químicas consideradas por la OMS como un “importante problema de salud pública” y fue calificado por el organismo como cancerígeno.

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El impacto en la salud más documentado es el llamado Hidroarsenicismo Crónico Endémico Regional (HACRE), caracterizado por lesiones cutáneas y alteraciones sistémicas, cancerosas y no cancerosas resultantes de la exposición a bajos niveles durante períodos prolongados. En Argentina esto fue detectado ya en 1913 y es el segundo país con mayor HACRE del mundo (el primero es Estados Unidos).

Estudios recientes demostraron que la exposición permanente al arsénico tiene un impacto en las enfermedades crónicas, desde malformaciones congénitas hasta enfermedades neurodegenerativas.

En este contexto, la OMS estableció en sus “directrices para la calidad del agua potable”, un valor límite para el arsénico de 10 microgramos por litro. En nuestro país, el Código Alimentario Argentino (CAA) establece un límite superior de seguridad: 50 microgramos por litro.

De una población de 32 millones de habitantes, el 55%, alrededor de 17 millones, está expuesto a niveles de arsénico superiores a 10 microgramos por litro en el agua potable. Según el indicador (PEP), la mayor exposición se encontró en La Pampa (87,98%), seguida de Catamarca (78,90%) y Buenos Aires (68,55%).

En Argentina el control de la calidad del agua que se consume es complejo. En teoría, todas empresas y cooperativas que brindan servicio de agua de red tienen que hacer estudios del agua donde se miden bacterias (sobre todo las que pueden derivar de efluentes cloacales como Escherichia Coli), químicos inorgánicos (arsénico, flúor, nitratos, nitritos, plomo, zinc, etc.) y químicos orgánicos (DDT, metoxicloro, 2.4.D), etc.

En relación al agua de pozo, cada usuario debe realizar su control para verificar la potabilidad.

Pero, por las conclusiones de este trabajo, este control no se hace o, lo que es peor, sus resultados no generan las acciones adecuadas. 

La vigilancia debería ser obligatoria y constante.

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