El evento climático se organiza desde 1992 y reúne a todos los países de la ONU para trabajar en la cooperación global en el terreno del cambio climático. Todas las ediciones terminan con un documento conjunto donde se establecen objetivos climáticos para los próximos años. En 2023, la conferencia se celebró en Dubái y terminó con un pedido de reducción de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y su reemplazo por energías renovables. La COP29 se hace en Bakú, capital de Azerbaiyán, y durará hasta el 22 de este mes.
El Presidente argentino Javier Milei dio la orden de retirar de manera intempestiva la delegación oficial argentina de la Convención Macro de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Un evento lamentable aunque no inesperado.
Esta decisión sigue un patrón preocupante que comenzó con la eliminación del Ministerio de Medio Ambiente y las continuas amenazas de abandonar el Acuerdo de París. Al dejar de lado la agenda ambiental, no solo se evade la responsabilidad política; se evade una realidad palpable que trasciende la ideología en relación con los argumentos de que la emergencia climática es una mentira socialista.
Con la victoria de Trump, casi todos los analistas discuten nuevamente qué pasará con los estados que deciden retirarse de las negociaciones en Bakú o del Acuerdo de París, pero no pueden retirarse del planeta en ebullición. Cuesta mucho creer el argumento de que tal o cual decisión unilateral de un país pone en riesgo la estabilidad el acuerdo de Paris, ya que, aunque que lo ponga o no, la emergencia climática no da tregua.
La Argentina sigue siendo parte de tratados regionales e internacionales en donde se establecen obligaciones como la protección al un medio ambiente limpio y saludable. Y aunque no fuese parte, los derechos humanos medio ambientales son normas imperativas de derecho internacional, que no admite derogación o negación caprichosa política alguna.
Delegaciones de casi todos los países del mundo llegaron a esta COP para discutir financiamiento a los planes de transición energética que permitirían una descarbonización de la economía global a gran escala, permitiendo que quizás así la humanidad llegue a fines del siglo XXI con un aumento de la temperatura no superior a los 2°C por encima de los valores preindustriales. La meta de quedar por debajo de los 1,5°C de calentamiento global ya resulta casi inalcanzable.
En una entrevista con Tucker Carlson, Milei había negado que la crisis climática fuera producto de la intervención de los seres humanos y que era un "comportamiento cíclico" que existía "independientemente de la existencia del hombre". "Si los precios fueran libres, esos problemas se arreglarían sin ningún tipo de problema, no necesitamos al Estado regulando porque cada vez que regula las cosas se empeoran más", había explicado.