Faltando dos semanas para las elecciones presidenciales, las encuestas no podrían estar más parejas. Kamala Harris y Donald Trump están básicamente empatados. Ninguno de los candidatos tiene una ventaja de siquiera un punto porcentual en los promedios de las encuestas de The New York Times de los cinco estados disputados clave: Pensilvania, Míchigan, Nevada, Wisconsin y Carolina del Norte.
En la madrugada del 9 de noviembre de 2016 en el centro de convenciones de Nueva York, donde Hillary Clinton planeaba celebrar su victoria, el alerta más importante de la agencia Associated Press (AP) llegó a los celulares: “Donald Trump gana Pensilvania”. Con ese mensaje quedaba claro que el republicano sería el próximo presidente.
En 2020, el alerta de AP del nuevamente clave estado de Pensilvania llegó cuatro días después de las elecciones. La agencia anunció que Biden había ganado Pensilvania en los comicios del martes y un minuto después que había ganado la presidencia de Estados Unidos.
La votación en Pensilvania estaba ajustada en ambas elecciones, incluso más en 2016, cuando Trump ganó a Hillary Clinton por 44.000 votos o siete décimas. En 2020, el margen de la victoria de Biden fue de unos 81.000 votos o el 1,2% de los votos.
Lo que había pasado entre esas dos elecciones presidenciales fue la aprobación en 2019 en Pensilvania de la Ley para reformar el sistema de votación del estado, que, como el resto, tiene plenas competencias para decidir las reglas sobre el voto y el escrutinio. La ley incluía una pieza clave: la posibilidad de votar por correo para todos los ciudadanos sin tener que presentar justificación. Así el voto por correo pasó del 4% en noviembre de 2016 al 39% en noviembre de 2020, en plena pandemia y cuando todavía no había vacuna para protegerse del COVID.
En Estados Unidos, 18 estados permiten el voto por correo sin tener que presentar excusa, pero la particularidad de Pensilvania es que no permite procesar los votos recibidos hasta las siete de la mañana del día de las elecciones, cuando abren las urnas.
Este es el principal motivo de los retrasos en el recuento de votos en el estado. Más de un millón de personas votarán por correo en Pensilvania y el escrutinio puede ser lento en condados muy poblados como el de Filadelfia.
El atraso en el escrutinio crea el llamado “espejismo republicano”, ya que los republicanos, que tienden a votar más en persona, suelen ser los primeros en empezar a sumarse en zonas rurales y pequeñas mientras, según se va añadiendo el voto por correo y el voto de las ciudades, el escrutinio gira hacia los votantes demócratas.
Cuanto más lento sea el proceso, más crecen las posibilidades de que Trump movilice a sus votantes para que “paren” el escrutinio, como sucedió en 2020.
La brecha entre demócratas y republicanos en el uso del voto por correo, además, se ha agrandado desde que Trump y otros republicanos empezaron a difundir de que no era seguro votar por correo o podría cometerse un fraude.
El voto por correo gusta en Pensilvania porque supone poder recibir las papeletas en casa y estudiarlas -hay varias votaciones de cargos nacionales, estatales y municipales- y evita colas en un día laborable. Hasta 2020, republicanos y demócratas locales estaban de acuerdo en facilitarlo. “No se convirtió en un problema hasta que el candidato presidencial que no ganó las elecciones decidió que era un problema”, dice Ulrich, el director de PoliticsPA.