Es la sexta visita de Javier Milei a suelo estadounidense desde su asunción como presidente. Luego de tocar la campana en Wall Street y de su nuevo encuentro con Elon Musk, el mandatario se presentará este martes en la 79° Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) para pronunciar un discurso de alto contenido ideológico. Como de costumbre.
Seguramente será previsible y se posicionará en contra del globalismo,exponiendo acerca del rol que, a su entender, deberían tener los organismos internacionales en su relación con los Estados nacionales.
Se trata de una declaración de principios que ya comenzó a desplegar este domingo, cuando la canciller que la Argentina no se sumará al Pacto del Futuro “Agenda 2045” que ya fue firmado por una abrumadora mayoría de los 193 países que integran el organismo. “Muchos de los puntos de este pacto son retardatarios de la nueva agenda de Argentina, queremos tener alas para nuestro crecimiento en libertad”, sostuvo la ministra de Relaciones Exteriores, quien enfatizó en que “la única batalla que vale la pena dar, es la cultural”.
El Pacto del Futuro es ni más ni menos que la actualización de la Agenda 2030, una carta de intención defenestrada por Milei, que cuenta con 57 acciones con objetivos que van desde el respeto por los derechos humanos y las minorías hasta la promoción del desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático.
El rechazo de plano de todo ese programa, tildado de “socialista” por el mandatario, es una bandera que el Gobierno no está dispuesto a negociar, sin importar que se trate de puntos consensuados por la mayoría de los países de Occidente.
Las palabras que pronunciará Milei cuando se pare a las 16.30 frente el atril del recinto principal de la ONU en Manhattan serán un capítulo más en la nueva doctrina en materia de política exterior que el Presidente declama. Una cruzada que no deja de generar rispideces en la relación del entorno presidencial con la canciller Mondino, a la que ven más preocupada en hacer equilibrio.
Así y todo, de vez en cuando y no sin dificultades, Mondino debe salir al auxilio y convertirse en la voz racional del gobierno. El ejemplo más evidente tuvo lugar durante la Cumbre de Presidentes del Mercosur que se realizó en Asunción en julio pasado. No solo porque, en simultáneo a la llegada de la canciller a Paraguay, Milei tomaba un avión rumbo a Brasil para visitar al exmandatario Jair Bolsonaro. También porque, durante esa reunión de pares regionales, no faltaron guiños de parte de la representante argentina al presidente brasileño Lula Da Silva, uno de los principales enemigos públicos del libertario. A veces la política exterior, también expone sus contradicciones.