Si se cumplen las predicciones, en los próximos días muchas regiones desérticas recibirán el equivalente a varios años de lluvia y marcarán un récord histórico, una anomalía producida por la alteración de los flujos atmosféricos.
La predicción del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), para las dos primeras semanas de septiembre en el norte de África tiene pendientes a los meteorólogos. El modelo predice dos semanas de lluvias intensas en el desierto del Sahara, con precipitaciones en zonas interiores en las que apenas llueve. Muchas regiones recibirán el equivalente a varios años de lluvia en el lapso de dos semanas.
Si esto ocurre, el arrastre de agua que va a haber ahí cambiará hasta las dunas en alguna zona.. Aun así, hay incertidumbre, porque aunque el modelo es bastante fiable, estamos hablando de una predicción a diez días, en el límite de la predictibilidad.
Sobre los factores, aún hace falta un examen más detallado, pero todo indica que la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), una franja de nubes, lluvias, tormentas y precipitaciones que se extiende por todo el ecuador, se ha desplazado mucho más al norte de lo habitual. Además de provocar estas poco frecuentes precipitaciones en el desierto, puede explicar un cambio drástico en los patrones climáticos en la región y afectar a la temporada de huracanes en el Atlántico, reduciendo su formación.
“Hay que fijarse en la temperatura superficial del océano”, explica Camacho. “Tenemos el fenómeno de La Niña en el Pacífico tropical, que produce un enfriamiento, pero resulta que en el Atlántico también hay una extensión de aguas frías que van hacia el golfo de Guinea, más frías de lo normal, como una Niña atlántica”. A finales de agosto y principios de septiembre es normal que llueva en esta zona al sur del desierto, recuerda el portavoz de AEMET.
Para el meteorólogo Ángel Rivera, experto en dinámicas atmosféricas, el hecho de que vaya a haber una anomalía de precipitaciones en el desierto no puede tomarse como una consecuencia del cambio climático y podría quedar dentro de la variabilidad natural atmosférica de esta época del año. “Es algo que tendrán que estudiar los expertos en atribución”, advierte.
Pase lo que pase, no hay que olvidar que esta anomalía se produce en un contexto en el que se prevé que las lluvias tropicales se desplacen cada vez más al norte, como consecuencia de la crisis climática. “Por supuesto, un fenómeno meteorológico extremo no se puede asimilar directamente al cambio climático, habrá que hacer estudios de atribución”, asegura Martín León. “Pero hay que tener en cuenta que estamos en una situación en la que nunca hemos estado en la época moderna, con los mares muy cálidos, con un Atlántico desaforado, con un Mediterráneo con temperaturas extremadamente altas, con una atmósfera con más calor y más vapor de agua, y todo esto son indicios de que el cambio climático podría estar detrás”.
Cada vez hay más evidencias de cambios en los patrones meteorológicos y en la dinámica atmosférica que se pueden relacionar con el acelerado calentamiento. Ahora preocupan los daños que pueden producir las precipitaciones en una región del planeta en la que las casas son de barro y no están preparados para el agua.
Es probable que en el Níger produzca el desplome de viviendas, porque son de barro. Y otro de los aspectos a tener en cuenta serán las plagas de langostas posteriores, que se producen siempre que cae mucha agua en la región.
“El fenómeno actual podría ubicarse en un lugar destacado de los libros de historia, si no entre los años más húmedos”, concluye Andrej Flis.