Debby arribó como huracán categoría uno a la región de Big Bend en Florida, específicamente a Steinhatchee, una comunidad de unos 1.000 habitantes. Los meteorólogos han advertido del peligro de Debby, a pesar de que se haya debilitado a tormenta tropical: de las intensas lluvias, de las grandes inundaciones y marejadas ciclónicas en Florida, que se extenderán a Georgia y Carolina del Sur.
Hasta la ayer, el ciclón ya había causado la muerte de cuatro personas.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos advirtió que Debby, que es la cuarta tormenta y el segundo huracán de la temporada de huracanes del Atlántico de 2024, después de que Beryl impactara Texas hace un mes. Es una grave amenaza de inundaciones en el sureste de Estados Unidos.
A pesar de que se espera que la tormenta se debilite aún más a medida que gira hacia el noreste, NHC también alertó de que podían registrarse lluvias “potencialmente históricas” en el sureste de Georgia y Carolina del Sur, a donde el huracán se desplaza de manera lenta. En esos Estados se esperan lluvias récords que se extenderán hasta la mañana del viernes.
En Savannah (Georgia), Hilton Head y Charlestón (Carolina del Sur) se espera que las inundaciones sean fuertes. Incluso hay alerta de posibles tornados en el centro y norte de Florida, y al sur de Georgia. El Servicio Meteorológico Nacional en Tallahassee, Florida, insistió en la posible subida de los niveles de los ríos, que podrían ocasionar daños tras el paso del huracán.
Las primeras muertes atribuidas a Debby fueron registradas este domingo, antes de que la tormenta tocara tierra como huracán. Al este de Steinhatchee, donde el fenómeno alcanzó suelo estadounidense, una mujer de 38 años y un niño de 12 murieron a última hora del domingo en un accidente de auto después de que la conductora perdiera el control de su coche en una ruta. Horas después, durante la madrugada de este lunes, un camionero también perdió el control de su vehículo y falleció cerca de Tampa. Y un niño murió después de que un árbol cayera sobre una casa móvil al suroeste de Gainesville, en la localidad de Fanning Springs.
Unos 230.000 clientes estaban sin electricidad en Florida y Georgia, según el sitio PowerOutage.us. Además, más de 1.700 vuelos dentro, hacia o desde Estados Unidos cancelados, una cifra que se espera que siga aumentando. 5.000 han sido retrasados.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el estado de emergencia en 61 de los 67 condados del Estado, y aseguró en una conferencia de prensa que las “agencias estatales están preparadas para responder rápida y eficientemente.
La Guardia Nacional de Florida y la Guardia Estatal de Florida están activadas para apoyar la asistencia humanitaria y las misiones de búsqueda y rescate”, dijo. “Estamos ante un evento significativo. Las proyecciones indican que podríamos ver lluvias históricas, con un potencial impacto devastador en las comunidades bajas y costeras”, aseguró DeSantis.
Los gobernadores de Georgia y Carolina del Sur también declararon el estado de emergencia. En Georgia, el gobernador Brian Kemp movilizó 2.000 efectivos de la Guardia Nacional para que asistan en la “preparación, respuesta y recuperación”. En la ciudad de Savannah, el alcalde Van Johnson decretó un toque de queda desde esta noche a las 22.00 hasta el martes a las 6.00. “Si no tienes que estar en estas calles de Savannah esta noche, no lo hagas, por tu seguridad y por la de nuestros equipos de emergencia”, dijo en sus redes.