Imperdonable

El País 12 de diciembre de 2023
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Llegó Milei. Hasta el camino más largo tiene un primer paso dicen los chinos. No se parece a nada de lo que conocemos y  lo votó el 56%. Será que ya lo conocemos.

Milei es un hijo de la democracia, en provincias en las que literalmente no tuvo fiscales, ganó. Milei juntó una plaza, le contaron las costillas, más o menos gente, pero la coreografía le salió. Sus ideas de serrucho rodeadas de pueblo. Una fiesta extraña.

En política existe el que arma su pueblo. Armá tu partido, armá tu populismo. A su gente la hizo rugir sobre el canto del ajuste y de un orden deseado. Milei quiere poner fin a los veintidós años de esta transición eterna. La que nació en 2001, la que parió al kirchnerismo y al macrismo, con el mandato de no estallar, una clase política que tenía la respiración en la nuca de la plaza 20 de diciembre de 2001, la del piquete y cacerola. La de la manta corta, de retenciones y subsidios, de representación, pobreza y planes, de grieta y decadencia controlada, de universidades nuevas, sequías y buenas cosechas. La del Estado te salva para que al final la mayoría vote contra los salvados del Estado.

Ahora tienen a uno de los suyos. Que estalle. Milei es un producto de una impaciencia que, como nadie desde 1983, nos pide paciencia para el dolor.. La mención de Alfonsín que eligió Milei fue la mención de la híper.

Encender la economía era la consigna simplista del 2019 en el retorno al poder. Macri fueron solo cuatro años de desierto.
Esa constatación en las urnas hace más imperdonable, no que el peronismo permita un brutal ajuste, sino que no lo haya hecho.

No hay alternativa al ajuste. Habrá infierno. Habrá estanflación. Pero es el último mal trago dice. ¿No habrá Juan Carr para este hambre? El gobierno saliente se comió las mesas del hambre, las “reservas morales”, la convocatoria a los sensibles de la colonia artística en esa mímica solemne hacia la nada.

Los efectos serán democráticos porque la crisis joderá a todos, o casi todos. A los que aplauden la motosierra también. En el que las hace, las paga, en la guerra al delito, las calles libres y sin cortes, en esa prueba de las avenidas abiertas de América Latina se jugará, estimamos, lo primero que distribuirá el nuevo gobierno y que es un deseo popular. Orden.

Devolver el monopolio de la fuerza al Estado en esa Rosario olvidada, que cometió un pecado geográfico que le impidió ser causa nacional: no quedar en el AMBA.

Pero más allá de las culpas y el argumento histórico de las causas, la gente le toca el timbre al gobierno de turno. Imperdonable para los que se fueron y nos dejaron.

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